lunes, 12 de noviembre de 2012

Quién y cómo poner el cascabel al gato?

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vdebate reporter
¿Quién y cómo poner el cascabel al gato? 
Venezolanos, Nos encontramos ante una formidable encrucijada histórica que pone a prueba como nunca la determinación de los venezolanos de vivir en democracia y libertad. Enfrentamos el mayor y más trascendente desafío: la confrontación entre dos modelos de sociedad, entre dos formas de vida, entre dos conjuntos de valores antagónicos, entre la independencia o el sometimiento a un régimen extranjero.
Compartimos ideales: la justicia como rectora de nuestro proceder, el trabajo como fuente de dignidad, la solidaridad humana como aglutinante del tejido social, la propiedad sin adjetivos y como requisito para la libertad, el respeto al derecho a disentir, la familia como incubadora de ciudadanos responsables, la pasión por la libertad. 
Tenemos la determinación de construir la Venezuela donde estos valores imperen y estamos dispuestos a liderar esta transformación. Para hacer realidad la sociedad que nos merecemos, primero debemos combatir la pretensión de imponernos un modelo de sumisión y tener el valor de defender nuestros ideales. Para enfrentar, detener, hacer retroceder y derrotar a un régimen que ha usurpado tanto poder, que ha subordinado la soberanía nacional a los intereses de los sistemas más oprobiosos de nuestros tiempos y que ha acumulado grandes complicidades, lo primordial es partir de un descarnado y preciso diagnóstico de su naturaleza. 
No enfrentamos una dictadura clásica. En el mundo de hoy, aun los regímenes más despóticos tienen que guardar ciertas formas. Por eso, las expresiones autoritarias mundiales más recientes adoptan una apariencia democrática para esconder una perversa vocación totalitaria. Manipulan leyes y transforman Constituciones para otorgar “legalidad” a sus arbitrariedades, y recurren a consultas populares y elecciones amañadas para exhibir una supuesta “legitimidad” nacional e internacional. 
El socialismo chavista es una neo dictadura que ha contado con recursos económicos gigantescos para desarrollar una campaña política sin precedentes, predicando la justicia social y la inclusión. El resultado ha sido una sociedad dependiente del Estado, sin capacidad de producción, dividida por el odio, por prejuicios económicos, raciales, generacionales y aun religiosos. 
El poder se ha concentrado en unas pocas manos, gracias a instituciones postradas y serviles. Han intentado sembrar el miedo entre nosotros con una estrategia de terrorismo selectivo de Estado, pero millones de venezolanos que hemos perdido seres queridos, empleos y propiedades hoy nos aferramos a lo que nos queda: nuestra dignidad de ciudadanos. Reconocer la naturaleza de este régimen genera la obligación moral de enfrentarlo y la obligación histórica de derrotarlo. Esta es la más noble causa por la cual una sociedad puede luchar. 
Para lograr este objetivo, vamos a aglutinar la energía, el talento, el trabajo y el valor de los ciudadanos de nuestra tierra; es imperativo fortalecer y ampliar la unidad entre los venezolanos. Somos un movimiento que representa a miles de hombres y mujeres que compartimos valores y creencias, en muchos rincones de Venezuela. 
Luchamos juntos porque: 
· Creemos en una sociedad de ciudadanos responsables, libres y prósperos, que resuelva y trascienda las necesidades básicas de la población y ofrezca oportunidades para la realización de sus aspiraciones más elevadas en democracia y en libertad. 
· Creemos en un Estado al servicio del ciudadano, no uno que se sirva de éste; con instituciones sólidas y autónomas que garanticen la vigencia de los derechos humanos y rindan cuentas de su gestión de forma transparente y honesta. 
· Creemos en un país que respete y promueva la propiedad de los ciudadanos como fundamento para la construcción de una economía solidaria, abierta al mundo; que garantice y enaltezca el derecho a la propiedad. Un país de propietarios y emprendedores donde la propiedad es una posibilidad, una oportunidad y no un privilegio. 
· Creemos en una sociedad solidaria, capaz de engranar la generación de riqueza con un proceso de ascenso y materialización de oportunidades y capacidades para todos los ciudadanos sin discriminación alguna. 
· Creemos en una Venezuela en paz. En un país seguro y libre de los perversos efectos de las industrias del crimen, el narcotráfico y la prostitución. En un país con un profundo pluralismo, promotor y defensor del entendimiento y el respeto mutuo, en su seno y hacia el resto del mundo. 
Es por eso que hoy te llamamos a proseguir en la más noble tarea, la causa por la libertad y la dignidad. La nueva etapa de esta lucha se inicia. Vamos a impedir la instauración del estado comunal que aniquila todas nuestras libertades; ello exige enfrentar el adoctrinamiento en el sistema educativo, defender la propiedad, asegurar nuestro derecho a elegir, recuperar la plena libertad de expresión, erradicar la persecución política.
Nos corresponde a nosotros asumir esta responsabilidad y liderar esta ineludible tarea. 
Nuestro propósito es convocar y organizar a quienes compartimos esta visión de la sociedad, construir los medios efectivos para la lucha valiente y firme que emprendemos y no descansar hasta liberar y transformar a Venezuela. 
 María Corina Machado Noviembre de 2012

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La Colina sale del Closet

Hubo fraude en Venezuela. Posiblemente Teodoro Petkoff y Vicente Diaz parte de la oposicion avalaron este fraude electoral...... debemos desesmascararlos.
Vdebate Reporter

Hace pocos años el Grupo Gumilla y Teodoro Petkoff impulsaron el nombramiento de Vicente Díaz, un miembro del Grupo La Colina, como magistrado del CNE. Pektkoff tras bastidores también manejo el nombramiento de Juan Mijares como gerente de campaña de Capriles. Previamente el Grupo La Colina había tenido un papel relevante con la candidatura de Manuel Rosales. En ambos casos, con Rosales y Capriles “La Colina” logro convencerlos que debían conceder derrota antes de revisar las actas electorales en lo que yo he llamado “El síndrome del candidato sumiso”. 

General Carlos Peñaloza
11 Noviembre, 2011 
“La Colina” sale del closet 
Hace unos meses apenas se desconocía la existencia de un grupo llamado La Colina y la palabra fraude era tabú. Fue cuando publiqué un articulo sobre “El poderoso Grupo La Colina” y jurungué el avispero del fraude que estos temas salieron del closet. La MUD salto al ruedo acusando de radicales y promotores de la abstención a los que tocamos el tema. 
Pese a la defensa del CNE que adopto la MUD los escritos sobre el fraude originaron una poderosa corriente de protesta popular promoviendo el voto y denunciando las trampas del gobierno.
El Grupo La Colina, formado por antiguos militantes de la extrema izquierda que manejaron la campaña de Capriles, venía actuando discretamente desde los años ochenta hasta que hace unos meses salió a la luz por su empeño en defender al CNE y borrar las huellas del fraude. 
Como resultado en las elecciones del 7-O en lugar de abstención Henrique Capriles logró aumentar mas del 50% el numero de votos obtenidos por la candidatura de Manuel Rosales. Este hecho mostró la debilidad del argumento sostenido por la MUD y La Colina. 
Recientemente Antonio Ledezma, miembro de la MUD, declaró que los votantes deben votar y reclamar lo cual da soporte a nuestra posición. Algunos lectores han pedido información sobre ese Grupo de La Colina que monopoliza las relaciones técnico electorales de la MUD con el CNE. 
En este articulo comenzare a responder a ese requerimiento. El Grupo La Colina nace a comienzo de los años 70 poco despues de la creación del MAS. En esa época un grupo de estudiantes de la USB provenientes del PCV y movimientos radicales de izquierda como Bandera Roja y el Partido de la Revolución Venezolana seguidores de Teodoro Petkoff decidieron crear una filial del MAS en esa Universidad. 
En ese momento la política del rector de ese centro de estudios, el filósofo Ernesto Mayz Vallenilla, era no partidizar los grupos estudiantiles. Años mas tarde quedo en evidencia que Mayz Vallenilla era uno de los lideres del “Grupo de los Notables” una organización que conspiró sutilmente contra el gobierno de Perez. Su membresía quedo en evidencia al hacerse pública en una carta abierta dirigida a CAP en 1990. Para soslayar la posición de Mayz y para disimular la intención se formó un movimiento de fachada que fue denominado “Fórmate y Lucha”. 
La mayoría de los integrantes del Grupo La Colina que laboran como técnicos electorales en la MUD son ex miembros de este movimiento. Su líder era el ingeniero Juan Mijares quien años despues fue gerente de la Campaña de Capriles pero antes ocupó cargos muy interesantes en la Cuarta República. La primera vez que oí hablar de “La Colina” fue al asistir en 1985 junto con otros militares a un foro en el Instituto Internacional de Estudios Avanzados (IDEA). 
En esa oportunidad siendo director de la Academia Militar acudí con otros oficiales invitados a un foro por el director del centro, el Dr. Luis Castro Leiva, prestigioso filósofo que encabezaba un corriente crítica del bolivarianismo. Buena parte de los asistentes eran jóvenes estudiantes y profesores de la cercana USB donde el era un admirado profesor. 
Castro nos recibió con un breve “Bienvenidos a La Colina”. La alusión se debía a que IDEA funcionaba en una altura que dominaba el valle de la USB. No se con certeza si la colina a que aludía Castro Leiva es la misma a que se refiere este artículo, pero hay varios puntos de conexión que llaman la atención. Conocí a Castro Leiva en esa oportunidad y luego me reuní con el en varias ocasiones. 
Para entonces había descubierto el movimiento del capitán Chavez en la Academia Militar y logrado que lo sacaran del instituto para iniciar una investigación sobre el caso. Esa investigación no produjo resultado alguno y Chavez fue enviado a Elorza sin supervisión. 
Al conversar con el filosofo percibí su angustia ante la posibilidad de un golpe de Estado y la evidente incapacidad de los militares para manejar los asuntos políticos. Para mi era evidente que el sabia que había un golpe en marcha y que Chavez había sido detectado, pero nunca lo mencionó. 
Yo tampoco lo revelé porque en ese momento la información era secreta. Esta preocupación unida a su anti bolivarianismo atrajo irresistiblemente al filósofo a los militares para tratar de conocer directamente si sus preocupaciones eran ciertas. Esta búsqueda lo puso en contacto con miembros de la logia militar que incluía a Hugo Chavez. 
A partir de entonces el distinguido filósofo empezó a sufrir el síndrome de Estocolmo. Pocos años mas tarde Chavez se inscribió como alumno de un Postgrado en Ciencias Políticas en la USB facilitando contactos mas estrechos. Aunque suene increíble el critico del bolivarianismo había sido captado por los bolivarianos. Luego del fracaso del golpe del 4F Castro Leiva impulsivamente escribió acongojado para el Diario de Caracas un articulo titulado “Muerte en palacio”. Este escrito fue censurado por la redacción de ese periódico pero por petición de el y dado su peso especifico su columna fue publicada en blanco. 
Uno de sus párrafos dice: “La legalidad y la legitimidad del actual sistema político y la filosofía que lo sustenta languidecen. La primera existe como forma inconclusa, la segunda se refracta en pedazos la tercera llega hasta justificar a Chavez y el magnicidio (de CAP).” 
Este párrafo deja claro que el filosofo ya había cruzado el Rubicon plegándose a la revolución inconclusa. Este escrito aparece publicado en el blog del Grupo Gumilla (http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1992542_97-98.pdf) precedido por un editorial sin firma justificando el intento de asalto al poder de Chavez. 
La conexión con el Grupo Gumilla es reveladora. 
Esta es la denominación popular de la fundación “Centro Gumilla”, un centro de investigación y acción social de los jesuitas en Venezuela. La preocupación de la Compañía de Jesús por las desigualdades y la pobreza en América Latina la llevaron a crear este centro con la misión de combatir la exclusión social. Todos estamos de acuerdo en luchar contra la pobreza, pero por la naturaleza de su misión el Grupo Gumilla gravitó hacia la izquierda política. 
Hace pocos años el Grupo Gumilla y Teodoro Petkoff impulsaron el nombramiento de Vicente Díaz, un miembro del Grupo La Colina, como magistrado del CNE. Pektkoff tras bastidores también manejo el nombramiento de Juan Mijares como gerente de campaña de Capriles. Previamente el Grupo La Colina había tenido un papel relevante con la candidatura de Manuel Rosales. 
En ambos casos, con Rosales y Capriles “La Colina” logro convencerlos que debían conceder derrota antes de revisar las actas electorales en lo que yo he llamado “El síndrome del candidato sumiso”. 
La conexión entre Hugo Chavez, Luis Castro Leiva, Teodoro Petkoff, el Grupo Gumilla y el Grupo La Colina es un terreno inexplorado y difícil de navegar. La idea no es buscar culpables sino encontrar explicaciones a las interrogantes. Que impulsó a Castro Leiva a Cambiar de posición? Que busca Petkoff con La Colina? 
En próximos artículos revelaré algunos detalles adicionales sobre esta apasionante historia. Entretanto espero que algún lector aporte datos a mi correo electrónico genpenaloza@gmail para seguir armando este complicado rompecabezas y poder explicarle al país que ha pasado tras bastidores en las ultimas elecciones presidenciales.

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domingo, 11 de noviembre de 2012

Venezuela - Elecciones nulas - Luis Marin


Este es un descarnado análisis del Profesor Luis Marín, sobre el CNE y el sistema electoral en tiempos de comunas y revoluciones

ELECCIONES NULAS

La Unión Interparlamentaria ha establecido unos parámetros, generalmente aceptados por las Naciones Unidas, que sirven de fundamento a la llamada “cláusula democrática” que pueden resumirse así: Siendo que el poder público reposa en la voluntad popular, ésta debe expresarse mediante elecciones auténticas, libres y justas, periódicas, sobre la base del sufragio universal, igual y secreto. La autenticidad de la elección requiere un organismo electoral imparcial y un proceso transparente.
Por tanto, en Venezuela no hay elecciones auténticas porque el organismo electoral no es imparcial, el proceso electoral no es transparente, no sólo en el acto de votación, sino en el escrutinio, la totalización y la auditoría de los resultados, todos completamente inescrutables.
Obviamente el voto no es secreto, puesto que la huella dactilar del elector es la que activa la máquina para luego proceder a pulsar la tecla del voto, por lo que cada huella dactilar está casada con un voto y la secuencia inversa permitiría responder la pregunta ¿quién activó la máquina?
Incluso, se ha visto que los electores son acompañados por miembros del PUSV detrás del paraban, como muestra el video brasileño titulado “Así se vota en Venezuela”, que es una verdadera vergüenza nacional.
Las elecciones no son libres porque se actúa bajo presión, chantaje y permanente intimidación. La mera amenaza de “guerra civil”, equivalente a muerte violenta, daños físicos, destrucción y confiscación de bienes, completamente creíbles, que causan impresión en persona sensata, vicia la manifestación de voluntad.
No son justas, porque no se corresponden con ningún sentido de la palabra justicia, sea como igualdad, porque es evidente el ventajismo; sea como proporción, que no existe en absoluto; sea como algún tipo de armonía entre las partes, para lo que bastaría con revisar el discurso oficial; no existe equilibrio, sino abuso y apabullamiento.
La llamada “operación remolque” que consiste en carretear personas a votar por la fuerza, es violatoria de derechos humanos fundamentales, siendo que votar es un derecho y no una obligación coercible; pero además constituye un bluff, para justificar un cambio de tendencia en las votaciones que, por poco que se analice, resulta ser completamente imposible.
Cuando se trata de movimientos de masas que involucran a millones de personas, no es posible que un desbarajuste de última hora pueda modificar una tendencia; pero se ha vendido esa leyenda de que después de las cinco de la tarde se puso en marcha “la maquinaria” para revertir una tendencia que ya se había perfilado inequívocamente.
Sin dejar de lado que un militar en servicio activo no puede optar a cargos de elección popular y que el gobierno de la república debe ser siempre alternativo, todas estas razones vician de nulidad absoluta las elecciones del 7 de octubre de 2012, tal como se dice de las de 1952 y el plebiscito de 1957.
Todo el mundo sabe que es inútil acudir a la llamada Sala Electoral del llamado TSJ porque en Venezuela no hay división ni contrapeso de poderes, ni existe ningún control jurisdiccional de los actos del gobierno y la complicidad del socialismo internacional, incluyendo a los demócratas norteamericanos, hace imposible lograr que los militares venezolanos y las fuerzas de ocupación cubanas cumplan con ley alguna.
Por tanto, esto sólo puede “decirse”, alto y claro, para que quien tenga que oír, oiga.

LA OPOSICIÓN INCOMPRENSIBLE
El misterio más profundo de los profetas de la “oposición” es: ¿Cómo se puede ser defensor furibundo del CNE (es decir, del gobierno) y seguir siendo “oposición”?
La “oposición” niega que el ejecutivo controle las elecciones, pero además lo hace contra toda evidencia, porque es evidente que SI las controla: lleva el registro electoral, o sea, quien puede elegir y quien no; habilita e inhabilita candidatos, o sea, quien es elegible y quien no; modifica los reglamentos electorales cuándo y cómo le da la gana; cambia y redistribuye las circunscripciones electorales a troche y moche; migra poblaciones, electores, candidatos; inventa y quita pasos, trámites y requisitos del proceso incluso sobre la marcha del mismo proceso; pone y quita máquinas nuevas o viejas; crea y elimina centros de votación y mesas como se le ocurre; pone, deja y quita del tarjetón lo que le sale del forro; crea estaciones para información que nadie le está pidiendo, en fin, sería interminable tan sólo reseñar las arbitrariedades del CNE que, en realidad, son arbitrariedades del gobierno.
¿Cómo que no controla las elecciones? El CNE dice lo que el comandante quiere que diga, cuando y como quiere que lo diga, incluso las inverosímiles cifras de supuestos resultados electorales, que ni poniendo el mayor esfuerzo se pueden creer.
Este es un régimen definido como controlador: tiene un control de cambio permanente y definitivo; control de precios, algo que se ha demostrado no sólo económica sino históricamente imposible de hacer; control de las comunicaciones radioeléctricas, de internet, impresas y de cualquier otro tipo, lo que llaman hegemonía comunicacional; control de la información, de la educación, de la cultura en general; de todos los poderes públicos y de la actividad privada. Tiene controles sobre los controles.
Pero lo único que el régimen no controlaría, según la “oposición”, es el proceso en el cual supuestamente pone en juego su permanencia en el poder, o sea, del que dependen todos los demás controles. ¿Quién puede entender esto?
La “oposición” siempre habla de testigos en las mesas o en la sala de totalización, jamás de miembros de mesa o funcionarios, que son todos del gobierno; no controlan ninguna dirección, departamento o división, ni siquiera la fiscalía de cedulación como era tradicional; son unos mendicantes totalmente fuera del sistema, sin poder alguno.
Luego dice cosas tan cómicas como que no hay casos en que las actas que emiten automáticamente las máquinas de votación difieran de los escrutinios publicados por el CNE, o sea, que lo que dice el CNE coincide plenamente con lo que dice el CNE.
Finalmente, son incomprensibles los enormes recursos que invierte la “oposición” para demostrar que sí perdieron, pero que además, perdieron bien. Las inmensas evidencias del fraude continuado se reducen a ventajismo, abuso de poder, malversación de fondos públicos, presión sobre la miseria de electores vulnerables, sin que esto sea poca cosa; pero fraude, no, eso jamás, el CNE es más que pulcro, impoluto. Pero, ¿por qué habría de serlo? Si en Venezuela existen muy pocas razones para no delinquir, el CNE no tiene ninguna para ser medianamente decente.
Tratar de explicar razonablemente esta incomprensible conducta de la “oposición” merecería capítulo aparte, pero lo que salta a la vista es que existe un pacto con el gobierno, una suerte de mutuo reconocimiento: legitimidad por supervivencia. Aceptación de un status a cambio de “espacios”, sin dejar de lado el vil metal que nunca falta y aceita todas las bisagras, incluso los goznes en donde gira la vergüenza.
El régimen sólo reconoce aquella “oposición” que trabaja para él; cualquier otra sólo puede contar con la inexistencia.

LOS HIJOS DE NADIE
A los líderes de la “oposición” les gusta decir que quienes alertan sobre el fraude son unos locos y que no saben nada de política. Su artillería pesada se dirige contra personas a las que ni siquiera les reconoce existencia, pues si fuera cierto que el país está dividido en dos toletes, gobierno y “oposición”, no hay espacio para más nadie, los nini se esfumaron antes de nacer.
Comienzan su diatriba con ese pronombre indefinido “nadie”, para luego decir lo que atacan: aquí nadie cuestiona la legitimidad del CNE, nadie duda de los resultados electorales, nadie ha probado el fraude, nadie se opone a la intervención del estado en la economía, nadie es de derecha, nadie es liberal, nadie promueve un golpe, y así van.
Cuando se les enrostra que sus políticas favorecen la permanencia del régimen en el poder, contestan que hay que parar a la derecha, evitar un golpe pinochetista, etcétera y olvidan súbitamente que renglón arriba habían afirmado que la derecha no existía, que nadie promueve un golpe, etcétera.
Admiten todas las arbitrariedades del CNE, que no es un árbitro imparcial, es más, ni siquiera puede llamarse árbitro, no es transparente y menos confiable; pero sin solución de continuidad claman que ¡hay que votar! Porque si no, le estaríamos regalando el país al gobierno sin luchar. Ahí olvidan que las elecciones las organiza y las paga el gobierno, cuyo gasto en elecciones sólo es superado por lo que gasta en armas.
La división del trabajo indica que la oposición lleva los electores a la molienda electoral y el gobierno es el que reparte los votos; entonces, ¿qué sentido tiene votar? Bueno, que si el que parte y reparte se lleva la mejor parte, algo deja pa’ los panas. A eso se llama “ganar espacios”, aunque sean fraudulentos.
Dan como una prueba de que no hay fraude que haya gobernaciones de la “oposición”, cuando en realidad deberían explicar cómo es posible que la “oposición” tenga gobernaciones con un sistema fraudulento, además muy ordenadas: Zulia para un Nuevo Tiempo; Miranda para Primero Justicia; Carabobo para Proyecto Venezuela; Táchira para COPEI; Nueva Esparta para AD. Los otros 18 estados son del gobierno (salvo los que saltan la talanquera), un sistema muy equitativo.
La verdad verdadera es que son equivocados por necesidad, sufren del síndrome de Chamberlain, porque no quieren arriesgar sus instituciones y sueñan en contemporizar con un enemigo que solo espera la oportunidad para aniquilarlos definitivamente.
Pero el síndrome Chamberlain tiene fuertes asideros en la realidad: a nadie le gusta la oferta de “sangre, fatiga, sudor y lágrimas” y todo el mundo preferiría que la cosa fuera si no gratis, por lo menos a un precio razonable, que todos estuviéramos dispuestos a pagar, aun con cierto menoscabo de la dignidad.
Lastimosamente, el mundo no es tan benigno como sus buenas intenciones y ni los cubanos, ni las FARC, ELN, ETA, Hamas y Hezbollah se van a ir por las buenas; ni parece que sea posible pretender que “aquí cabemos todos”.
Es un hecho siempre confirmado que cuando las sociedades no son capaces de resolver sus problemas por sí mismas, otros los resuelven por ellas, en su perjuicio y pasándoles luego una alta factura por los servicios prestados.
Si los países civilizados se toman en serio a sí mismos y a sus resoluciones, parece algo inevitable que saquen las necesarias consecuencias de lo que pasa en Venezuela, donde no se cumplen los parámetros democráticos, ni se respetan los derechos humanos. Si tuvieron sus razones para acabar con Saddam Hussein, Muammar Kadafi y consortes, entonces deben tratar en consecuencia a las tiranías de acá, no sólo porque son idénticas a aquellas sino porque es ostensible que son sus aliados.
Representan un obstáculo para el asentamiento de los valores y, por qué no decirlo, de los intereses globales de las grandes potencias. Así que no parece sostenible en el tiempo que los militares y guerrilleros venezolanos se paseen por el mundo impunemente mientras se implementan medidas cada vez más severas contra Irán, por ejemplo, que parece ser el próximo desafío de occidente.
Entonces el mundo se pondrá otra vez de cabeza y se verá quienes eran los locos y quienes los que no sabían nada de política.

Luis Marín
11-11-12

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