jueves, 23 de agosto de 2007

Un 11 de Abril

Amin se parece a Chavez.......
El Premio Oscar de la La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense se otorgó este 2007 a Forest Whitaker en la categoría de mejor actor por su personalización del dictador Idi Amin Dada en el filme "El último rey de Escocia". El guión de la película se basa en la novela homónima de Giles Foden publicada en 1998, que hasta donde tengo conocimiento no sido traducida al español.
La historia versa sobre la dictadura de Amín vista bajo una perspectiva particular: la de Nicholas Garrigan, un joven y recién graduado médico que va a Uganda a ejercer y que llega a la nación africana en los días posteriores al ascenso al poder de un hombre que a posteriori se declararía “Presidente de por vida, Señor de todas las bestias de la tierra y los peces del mar, Conquistador del Imperio Británico en Africa en general y en Uganda en particular y último Rey de Escocia" entre otros títulos.
Una colega con algo más de edad y tiempo en el país le advierte sobre el riego de depositar su confianza en Amín, pero un hecho fortuito le coloca como médico de cabecera del dictador así como su consejero personal. La trama se va desarrollando a medida que bajo la superficie lo hacen la serie de crímenes que harían tristemente célebre al régimen de Amín. Sin embargo, Garrigan se niega a ver, se afianza febrilmente a creer que el gobernante está haciendo su mejor trabajo, que hay la posibilidad de aportar a una nación.
Esta juvenil necesidad de depositar su confianza en este hombre le aleja de su colega que permanece ejerciendo en una pequeña población rural, así como del embajador británico que en un principio le había ofrecido su ayuda. A medida que se compenetra con la personalidad del dictador trata honestamente de ayudarle en lo que cree es una labor de gobierno, se niega a ver la realidad fuera de la actividad de palacio y de la fiestas y recepciones en las que toma parte.
Para cuando toma conciencia de las atrocidades del dictador es demasiado tarde, su apoyo al gobierno es visto por todos como colaboracionista, cuando clama por ayuda sus posibles aliados le dan la espalda y cuando quiere tomar una medida extrema con el mandatario es descubierto y torturado salvajemente lo que le permite comprobar en carne propia que no eran cuentos o exageraciones lo que le decían sobre el salvajismo del dictador. En su última conversación con Amín le dice al dictador que lo que lo hace peligroso es que es un niño, actúa por impulsos infantiles, carece de la represión y autocontrol propios del adulto, breve análisis que encaja con el patrón parcial de numerosos dictadores.
Así esta historia de ficción se enmarca en el período de Amín, una de las dictaduras más crueles del siglo XX, un régimen al que las fuentes más conservadoras atribuyen 300.000 muertes. Se hace un retrato a dos pinceles de las facciones del mandatario, aspecto sobre el que se puede abrir el debate en cuanto a si la película alcanzó tal cometido.
El 11 de Abril de 1979 tropas del ejército de Tanzania apoyadas por la disidencia ugandesa entran en Kampala forzando la huida de Amín a un exilio dorado en Arabia Saudita donde murió en 2003. Diríase que ese día comenzó a respirarse de nuevo un aire de libertad en Uganda, sin embargo, como colofón de irónica realidad sobre ficción en relación con este obscuro período de la historia de Uganda relata Kevin MacDonald director del filme en una entrevista a la revista "Qué pasa" al ser interrogado acerca de la percepción actual de Amín en Uganda que "Lo extraño es que hoy en Uganda hay mucha gente que piensa que fue un gran presidente, es como el fenómeno de Stalin en Rusia. Muchos piensan que es el mejor presidente que han tenido, que esos tiempos terribles fueron buenos porque les dio mejores oportunidades para hacer negocios, porque pudo africanizar el país y les hizo sentirse orgullosos de Uganda y superar un complejo de inferioridad. Pero también la mayoría de la gente piensa que fue un hombre terrible, un monstruo, pero también al mismo tiempo están orgullosos de él, saben que es el más famoso africano antes de Mandela. Pueden contarte historias divertidas sobre Amin. Lo recuerdan recorriendo las calles de Kampala vestido con su kilt, con hombres de negocios blancos llevándolo sobre sus hombros. Pero, por supuesto, también lo recuerdan como el hombre que mató a sus padres. Eso es lo fascinante de la película. Podemos amar y odiar a Amin al mismo tiempo".
Cuando se revisa rápidamente la biografía del dictador ugandés se encuentran elementos comunes a otros tiranos tales como el origen humilde, el haber vendido donuts en las calles cuando niño, la protección paternal del ejército, la filiación edípica con una nación extranjera, el repudio a las esposas y por supuesto la megalomanía y la crueldad.
La historia al estar compuesta por hombres se sujeta a las limitaciones que la naturaleza que ese ser les confiera, es posible trazar paralelismos, aprender de otros, no incurrir en los mismos errores, esta semblanza de Amín, independientemente de lo bien lograda que se haya conseguido es una buena fuente para revisar a lo que lo que se ha hecho hasta el momento en el mundo, en nuestro país. El diablo es un hombre que tiene una idea, pero el mal son los hombres que no hacen nada para detener al primero. Este filme permite una reflexión encaminada con la esperanza de que muchos de quienes hoy día se niegan a sacar de los hechos cotidianos que vivimos en nuestra actual circunstancia las conclusiones elementales no lo hagan como el Doctor Garrigan, cuando sea demasiado tarde y tengan ya la vida en juego, en un juego macabro sobre el que pensaron sería inocente y cuyas reglas y condiciones podrían dominar porque nadie invoca al demonio para luego exigirle que se porte bien.
Cordiales saludos a todos
Pedro Mejías

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