Geometría y política
Parte de los cambios o "motores" de la nueva revolución es una nueva división política territorial para terminar de controlar todos los poderes.
De antemano, gracias por sus comentarios.
EL NACIONAL - Sábado 04 de Agosto de 2007
Opinión
El Editorial
Geometría y política
Territorios federales
El Presidente de la República parece divertirse a las mil maravillas cuando
se coloca frente a un mapa de Venezuela, y le da rienda suelta a la imaginación. Esto sucede en las largas noches sin reloj, pero con café, que pasa desvelándose sobre el destino de la patria, y, ante todo, que la patria no se le escape de las manos. Entonces se siente geógrafo como Pedro Cunill Grau, y quiere meter a la geografía en cintura, así como trata de doblar la historia hacia lo que piensa que fue. Nada más.
La Caja de Pandora de las reformas constitucionales tiene unos compartimientos que se refieren a los estados y a las regiones, en general. Del fondo de esos laberintos se ha divulgado, con la ayuda del propio primer magistrado, que una nueva figura geográfica y administrativa surgirá dentro de poco. Tienen, por ahora, el nombre de "territorios federales", y según los pocos elementos que se han escapado, podrán ser de cinco a siete, más los que circunstancialmente aconsejen las situaciones y las emergencias.
Los territorios federales ocuparían varios estados, es decir, se pueden
formar en zonas que limiten los estados; pueden estar ubicados, digamos, en
las vecindades de Barinas y Apure. El propio Presidente se ha encargado de
decir, y nadie más que él puede hacerlo, que eso no afectará a los estados.
Ni a sus administraciones ordinarias. Ni a los concejos municipales. Ni a
los gobernadores. Ver para creer Estos nuevos entes tendrán la peculiaridad
de que dependerán directamente del jefe del Estado, y serán administrados y
gobernados por un vicepresidente, de libre elección y remoción de
Miraflores, sin término fijo.
Es posible que sean generales activos, para lo cual se requeriría la reforma
de la Constitución. Esto traduciría la idea de que los territorios federales
tendrían componentes militares muy resaltantes: no falta quien los defina
como verdaderas fortalezas que, controladas desde Miraflores, le darían al
Presidente de la República la facultad de decidir sobre cada acción o
medida. La competencia o rivalidad con los gobernadores será inevitable.
Los vicepresidentes irán dotados de presupuestos para proyectos de largo
alcance.
Los gobernadores quedarían reducidos a la mínima expresión.
Tendrán que ponerse bajo el ala de los vicepresidentes, y a través de ellos,
del jefe del Estado. Dígase lo que se quiere y aléguese lo imaginario, pero
frente a vicepresidentes con poderes económicos y atribuciones ejecutivas en
los "territorios federales", los gobernadores irán desdibujándose como
recuerdos del pasado.
Y si, por ventura, se tratara de gobernadores de partidos de oposición, ya
veremos entonces lo que ha de suceder.
A esto lo llaman pomposamente "Geometría del Poder". Una metáfora. Quizás
porque el Presidente imagina al mapa como un gran campo donde sueña imperar
con sus delegados personales. Estos no llegarán a caudillos regionales como
en el siglo XIX, y no deben hacerse ilusiones. Caudillo sólo uno, y estará
en Caracas
De antemano, gracias por sus comentarios.
EL NACIONAL - Sábado 04 de Agosto de 2007
Opinión
El Editorial
Geometría y política
Territorios federales
El Presidente de la República parece divertirse a las mil maravillas cuando
se coloca frente a un mapa de Venezuela, y le da rienda suelta a la imaginación. Esto sucede en las largas noches sin reloj, pero con café, que pasa desvelándose sobre el destino de la patria, y, ante todo, que la patria no se le escape de las manos. Entonces se siente geógrafo como Pedro Cunill Grau, y quiere meter a la geografía en cintura, así como trata de doblar la historia hacia lo que piensa que fue. Nada más.
La Caja de Pandora de las reformas constitucionales tiene unos compartimientos que se refieren a los estados y a las regiones, en general. Del fondo de esos laberintos se ha divulgado, con la ayuda del propio primer magistrado, que una nueva figura geográfica y administrativa surgirá dentro de poco. Tienen, por ahora, el nombre de "territorios federales", y según los pocos elementos que se han escapado, podrán ser de cinco a siete, más los que circunstancialmente aconsejen las situaciones y las emergencias.
Los territorios federales ocuparían varios estados, es decir, se pueden
formar en zonas que limiten los estados; pueden estar ubicados, digamos, en
las vecindades de Barinas y Apure. El propio Presidente se ha encargado de
decir, y nadie más que él puede hacerlo, que eso no afectará a los estados.
Ni a sus administraciones ordinarias. Ni a los concejos municipales. Ni a
los gobernadores. Ver para creer Estos nuevos entes tendrán la peculiaridad
de que dependerán directamente del jefe del Estado, y serán administrados y
gobernados por un vicepresidente, de libre elección y remoción de
Miraflores, sin término fijo.
Es posible que sean generales activos, para lo cual se requeriría la reforma
de la Constitución. Esto traduciría la idea de que los territorios federales
tendrían componentes militares muy resaltantes: no falta quien los defina
como verdaderas fortalezas que, controladas desde Miraflores, le darían al
Presidente de la República la facultad de decidir sobre cada acción o
medida. La competencia o rivalidad con los gobernadores será inevitable.
Los vicepresidentes irán dotados de presupuestos para proyectos de largo
alcance.
Los gobernadores quedarían reducidos a la mínima expresión.
Tendrán que ponerse bajo el ala de los vicepresidentes, y a través de ellos,
del jefe del Estado. Dígase lo que se quiere y aléguese lo imaginario, pero
frente a vicepresidentes con poderes económicos y atribuciones ejecutivas en
los "territorios federales", los gobernadores irán desdibujándose como
recuerdos del pasado.
Y si, por ventura, se tratara de gobernadores de partidos de oposición, ya
veremos entonces lo que ha de suceder.
A esto lo llaman pomposamente "Geometría del Poder". Una metáfora. Quizás
porque el Presidente imagina al mapa como un gran campo donde sueña imperar
con sus delegados personales. Estos no llegarán a caudillos regionales como
en el siglo XIX, y no deben hacerse ilusiones. Caudillo sólo uno, y estará
en Caracas
Etiquetas: reforma constitucional
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