Masacre en El Rodeo - Venezuela
Como venezolanos no debemos permitir que el gobierno venezolano mienta "de nuevo". Esto es una violacion mas de los derechos a los venezolanos, se sea pobre o se sea rico. Ya basta de que la justicia sea ciega, como lo es en Venezuela.
Leido en twitter: No hay cárceles para trasladar a los reclusos del Rodeo 1 y 2, todas estan hacinadas... Hay 49.224 preesos y solo caben 14.500
Vdebate reporter
CUATRO VERDADES DETRÁS DE LA MASACRE
http://radardelosbarrios.blogspot.com/2011/06/cuatro-verdades-detras-de-la-masacre.html
El Estado tenía que intervenir en El Rodeo. Claro que sí. Hace tiempo ha debido hacerlo. Pero en el “cómo” y sobre todo en el “para qué” hay importantes diferencias entre los burócratas engominados del gobierno y las madres asfixiadas con gas lacrimógeno frente al penal.
ORDENAN “A SANGRE Y FUEGO” DESDE EL AIRE ACONDICIONADO…
El Estado ha debido intervenir para poner presos a los funcionarios militares y civiles implicados en el tráfico de armas, municiones y drogas, y así desmantelar la base del poder de los “pranes” (líderes negativos) de la prisión. El Estado ha debido intervenir hace tiempo para clasificar la población penal, y así evitar que los criminales violentos se convirtieran en victimarios, maestros y en prácticamente en “dueños” de las personas que están allí por delitos menores e incluso por errores, omisiones o vicios del sistema policial-judicial. El Estado ha debido intervenir hace tiempo para evitar el retardo procesal: En este país los traslados de los privados de libertad a las audiencias en los tribunales se retrasan semanas, meses y años, porque cuando hay autobús para el traslado no hay esposas, si hay esposas no hay alguaciles y si hay autobuses, esposas y alguaciles hay vacaciones judiciales o huelga de trabajadores tribunalicios.
Si al menos en estos tres aspectos el Estado hubiera intervenido a tiempo en El Rodeo, y en todos los demás penales del país, no se hubiera producido la situación brutal del pasado viernes 17 de junio, una fecha para la vergüenza. El Estado tenía que intervenir, pero no “a sangre y fuego”. Porque cuando lo hace así, “el fuego” lo ordenan los burócratas desde sus cómodos despachos con aire acondicionado, pero la sangre la ponen los hijos del pueblo, ya sean los vestidos con los harapos que en esta Venezuela “socialista, humanista” cubren el cuerpo de los privados de libertad, o de los que visten el uniforme de los cuerpos de seguridad, víctimas éstos de una cruel paradoja: son heridos o abatidos por la armas que han dejado pasar al penal otras personas que portaban el mismo uniforme que ellos..
VEAMOS LA VIGA EN NUESTRO OJO…
Pero es fácil ver todo lo que el gobierno ( éste que hoy padecemos, y todos los anteriores a él) debió haber hecho, y no hizo, y al mismo tiempo tratar de cerrar los ojos ante lo que es nuestra responsabilidad como ciudadanos. Porque la culpa de la crisis penitenciaria es del gobierno, pero la crisis misma es de todos, porque nos afecta a todos, y en consecuencia todos tenemos una responsabilidad que reivindicar y ejercer. En estos momentos hay muchos ciudadanos honestos y bien intencionados que en el fondo de su alma tienen pensamientos como estos: “¿Y porque tanta alharaca con los derechos humanos de esos presos? ¿Quién se ha preocupado por los derechos humanos de las víctimas de esos delincuentes, y por los derechos humanos de los familiares de las víctimas” . Hay quienes llegan a expresarse en forma más radical y lapidaria: “Bien bueno que se maten entre ellos, o que el gobierno los mate. Si están ahí no es por santicos”…
Leido en twitter: No hay cárceles para trasladar a los reclusos del Rodeo 1 y 2, todas estan hacinadas... Hay 49.224 preesos y solo caben 14.500
Vdebate reporter
CUATRO VERDADES DETRÁS DE LA MASACRE
http://radardelosbarrios.blogspot.com/2011/06/cuatro-verdades-detras-de-la-masacre.html
El Estado tenía que intervenir en El Rodeo. Claro que sí. Hace tiempo ha debido hacerlo. Pero en el “cómo” y sobre todo en el “para qué” hay importantes diferencias entre los burócratas engominados del gobierno y las madres asfixiadas con gas lacrimógeno frente al penal.
ORDENAN “A SANGRE Y FUEGO” DESDE EL AIRE ACONDICIONADO…
El Estado ha debido intervenir para poner presos a los funcionarios militares y civiles implicados en el tráfico de armas, municiones y drogas, y así desmantelar la base del poder de los “pranes” (líderes negativos) de la prisión. El Estado ha debido intervenir hace tiempo para clasificar la población penal, y así evitar que los criminales violentos se convirtieran en victimarios, maestros y en prácticamente en “dueños” de las personas que están allí por delitos menores e incluso por errores, omisiones o vicios del sistema policial-judicial. El Estado ha debido intervenir hace tiempo para evitar el retardo procesal: En este país los traslados de los privados de libertad a las audiencias en los tribunales se retrasan semanas, meses y años, porque cuando hay autobús para el traslado no hay esposas, si hay esposas no hay alguaciles y si hay autobuses, esposas y alguaciles hay vacaciones judiciales o huelga de trabajadores tribunalicios.
Si al menos en estos tres aspectos el Estado hubiera intervenido a tiempo en El Rodeo, y en todos los demás penales del país, no se hubiera producido la situación brutal del pasado viernes 17 de junio, una fecha para la vergüenza. El Estado tenía que intervenir, pero no “a sangre y fuego”. Porque cuando lo hace así, “el fuego” lo ordenan los burócratas desde sus cómodos despachos con aire acondicionado, pero la sangre la ponen los hijos del pueblo, ya sean los vestidos con los harapos que en esta Venezuela “socialista, humanista” cubren el cuerpo de los privados de libertad, o de los que visten el uniforme de los cuerpos de seguridad, víctimas éstos de una cruel paradoja: son heridos o abatidos por la armas que han dejado pasar al penal otras personas que portaban el mismo uniforme que ellos..
VEAMOS LA VIGA EN NUESTRO OJO…
Pero es fácil ver todo lo que el gobierno ( éste que hoy padecemos, y todos los anteriores a él) debió haber hecho, y no hizo, y al mismo tiempo tratar de cerrar los ojos ante lo que es nuestra responsabilidad como ciudadanos. Porque la culpa de la crisis penitenciaria es del gobierno, pero la crisis misma es de todos, porque nos afecta a todos, y en consecuencia todos tenemos una responsabilidad que reivindicar y ejercer. En estos momentos hay muchos ciudadanos honestos y bien intencionados que en el fondo de su alma tienen pensamientos como estos: “¿Y porque tanta alharaca con los derechos humanos de esos presos? ¿Quién se ha preocupado por los derechos humanos de las víctimas de esos delincuentes, y por los derechos humanos de los familiares de las víctimas” . Hay quienes llegan a expresarse en forma más radical y lapidaria: “Bien bueno que se maten entre ellos, o que el gobierno los mate. Si están ahí no es por santicos”…
Quienes así opinan olvidan o ignoran tres hechos fundamentales:
En primer lugar, 8 de cada 10 presos en nuestro país responden al siguiente perfil: son jóvenes, varones y… pobres! En las cárceles y en el sistema judicial venezolano todo tiene un precio: Un cigarrillo, una bala, un lugar para dormir, la “protección” para no ser violado, el cupo en el autobús para ir a la audiencia en el tribunal, la “diligencia” de los funcionarios, la “tolerancia” de los custodios, todo cuesta dinero. De manera que si en Venezuela alguien esta preso quizá sea culpable o inocente. Quizá sea “penado” o sólo “procesado”. Quizá tenga razones para estar realmente en una prisión o sea sólo “población flotante”. Pero lo seguro, lo absolutamente seguro, es que si esta preso lo está por pobre, porque no tuvo dinero para comprar ese servicio carísimo que en Venezuela es la “justicia”.
En segundo lugar quienes así piensan olvidan o ignoran que más de 6 de cada 10 presos en nuestro país están en condición de procesados, no son sentenciados, es decir, ningún tribunal de la República se ha pronunciado sobre su culpabilidad. En consecuencia (y de acuerdo a la Constitución, que establece la presunción de inocencia), 60 % de los seres humanos que están en esos antros de perdición son o pueden ser inocentes.
En tercer lugar, más de la mitad de quienes están en las cárceles son “población flotante”, personas que han cometido faltas menores o que no han cometido falta alguna y han sido incriminados injustamente, y cuya “pasantía” en una cárcel venezolana oscila entres 3 días y año y medio, tiempo más que suficiente para que hayan sido violados, vejados, escarnecidos y finalmente transformados en criminales violentos que salen a las calles a tomar revancha del dolor que les han sido ocasionado.
DE “PÚBLICO” A “SOBERANO”
Quien ignore u olvide estas tres verdades puede no ver ni apreciar una cuarta, consecuencia de las anteriores: Luchar porque las cárceles venezolanas dejen de ser la vergüenza planetaria que hoy son no es un acto de “caridad” con los presos o con sus familias, sino un acto de justicia y sobre todo un acto de solidaridad con nosotros mismos, pues mientras las cárceles venezolanas sigan siendo “universidades del crimen”, las calles de nuestras ciudades seguirán siendo pasto de una violencia cada vez más cruel y bárbara.
Tener esto claro es importante porque es la única forma de no seguir asistiendo al drama carcelario (y a la tragedia de la inseguridad que esta conectada con éste) como espectadores o víctimas. ¿Qué “el gobierno tiene la culpa”? ¡Claro, obvio! Pero todos los venezolanos tenemos también una responsabilidad. Y al reivindicar y ejercer esa responsabilidad recuperamos nuestro poder como ciudadanos, y dejamos de ser simplemente “audiencia” o “público”. Al recuperar nuestro poder como ciudadanos dejamos de ser “masa” y empezamos a ser el Bravo Pueblo que es cantado en el himno, a ser El Soberano que reza en la Constitución.
¿Qué “con qué se come eso”? Muy sencillo:
En segundo lugar quienes así piensan olvidan o ignoran que más de 6 de cada 10 presos en nuestro país están en condición de procesados, no son sentenciados, es decir, ningún tribunal de la República se ha pronunciado sobre su culpabilidad. En consecuencia (y de acuerdo a la Constitución, que establece la presunción de inocencia), 60 % de los seres humanos que están en esos antros de perdición son o pueden ser inocentes.
En tercer lugar, más de la mitad de quienes están en las cárceles son “población flotante”, personas que han cometido faltas menores o que no han cometido falta alguna y han sido incriminados injustamente, y cuya “pasantía” en una cárcel venezolana oscila entres 3 días y año y medio, tiempo más que suficiente para que hayan sido violados, vejados, escarnecidos y finalmente transformados en criminales violentos que salen a las calles a tomar revancha del dolor que les han sido ocasionado.
DE “PÚBLICO” A “SOBERANO”
Quien ignore u olvide estas tres verdades puede no ver ni apreciar una cuarta, consecuencia de las anteriores: Luchar porque las cárceles venezolanas dejen de ser la vergüenza planetaria que hoy son no es un acto de “caridad” con los presos o con sus familias, sino un acto de justicia y sobre todo un acto de solidaridad con nosotros mismos, pues mientras las cárceles venezolanas sigan siendo “universidades del crimen”, las calles de nuestras ciudades seguirán siendo pasto de una violencia cada vez más cruel y bárbara.
Tener esto claro es importante porque es la única forma de no seguir asistiendo al drama carcelario (y a la tragedia de la inseguridad que esta conectada con éste) como espectadores o víctimas. ¿Qué “el gobierno tiene la culpa”? ¡Claro, obvio! Pero todos los venezolanos tenemos también una responsabilidad. Y al reivindicar y ejercer esa responsabilidad recuperamos nuestro poder como ciudadanos, y dejamos de ser simplemente “audiencia” o “público”. Al recuperar nuestro poder como ciudadanos dejamos de ser “masa” y empezamos a ser el Bravo Pueblo que es cantado en el himno, a ser El Soberano que reza en la Constitución.
¿Qué “con qué se come eso”? Muy sencillo:
Aquí un pueblo que se respete a si mismo tiene que exigir ya el establecimiento de responsabilidades individuales en la Masacre de El Rodeo y en el proceso que condujo a ella:
¿Quiénes son los amos civiles y militares del tráfico de armas, drogas y municiones?
¿Quién es el responsable de que el Estado no haya intervenido evitando la masacre que produjo el enfrentamiento entre reclusos del fin de semana anterior, permitiendo cruelmente que se mataran entre ellos?
¿Quién es el responsable de los atropellos a la población civil vecina al penal y a las mujeres y demás familiares de los privados de libertad?
¿Quién tomó la decisión de no informar ni la cantidad ni la identidad de las víctimas fatales entre los privados de libertad como consecuencia de la “intervención humanista” iniciada el viernes 17?
El camino es duro. Pero es inevitable. Y en ese camino el pueblo venezolano tiene a su favor la razón, la justicia, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Palante es pa'llá!
El camino es duro. Pero es inevitable. Y en ese camino el pueblo venezolano tiene a su favor la razón, la justicia, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Palante es pa'llá!
Etiquetas: Carceles, El Rodeo, Injusticia, Venezuela
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