domingo, 21 de febrero de 2010

Debate electoral: ir a votar y movilizacion civil

Que debemos hacer: con Chavez que no quiere dejar el poder: movilizacion y activacion del electorado. Pienso que desde YA se deben denunciar los problemas de Fraude que de las elecciones en Venezuela.
vdebate reporter
EL NACIONAL - VIERNES 19 DE FEBRERO DE 2010
OPINIÓN/7


Opinión
Al compás de los días
Debate electoral (y V)

MANUEL FELIPE SIERRA

manuelfsierra@ yahoo.es


Las elecciones parlamentarias de septiembre se realizarán en circunstancias mucho más desventajosas para la oposición que las anteriores consultas. La nueva Ley de Procesos Electorales, las facultades para reordenar los comicios y las designaciones de nuevos rectores apuntan a fortalecer el peso del oficialismo. Habría que recordar también que en la escogencia presidencial del 2006, en los referendos siguientes y en las elecciones regionales y municipales de 2008 nadie llamó a ejercer el derecho de no sufragar. Por el contrario, en esas votaciones la abstención se mantuvo por debajo de la llamada tendencia histórica.

Lo que entra en juego, en todo caso, es la manera de ir a las elecciones. Como la concurrencia a una contienda equitativa y transparente o la presencia en un torneo donde la contraparte tiene cartas marcadas.

Lo último obliga a llamar a votar para elegir, pero también (mediante la movilización y la activación del electorado) a enfrentar una estructura tramposa.

De manera infantil, se ha manejado la tesis según la cual denunciar el fraude significaría alimentar la abstención. Según este curioso razonamiento habría que guardar silencio ante los abusos y pasar agachado ante las ilegalidades, en procura de una eventual victoria que los propios hechos por esta vía se encargan de bloquear.

Es decir, habría que llevar el rebaño al matadero irresponsablemente. La historia latinoamericana, al menos, indica que en esos casos lo procedente es abordar los obstáculos con la movilización popular; pero más aún en el caso venezolano donde no se trata de un hecho casual o el producto del autoritarismo oficialista. Para el proyecto de Chávez la confiscación y manipulación del mecanismo electoral es un requisito estratégico. No es por capricho que Sadam Hussein, Fidel Castro o Mugabe se convirtieran en adictos al voto, pero concebido éste como un factor de legitimación y no de alternancia en el poder. En la medida que los condicionamientos orwellianos se perfeccionan, se asegura, lógicamente, la consolidación de la propuesta ideológica.

De esta manera, la convocatoria a las elecciones tiene que concebirse para elegir a unos candidatos, pero también como un escenario decisivo en función de derrotar el totalitarismo y recuperar los espacios democráticos. Ese es el desafío en puertas.

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