martes, 16 de febrero de 2010

Crisis militar

Si por lo menos pudiesemos creer en el resultado de las votaciones en Venezuela.....
vdebate reporter
Fernando Ochoa Antich // Crisis militar
La reciente renuncia del coronel Ramón Carrizales, a sus funciones de vicepresidente de la República y ministro de la Defensa, generó todo tipo de rumores. Los mensajes eran tan absurdos, que no dudé en afirmar que el Gobierno los había puesto a circular. La mayoría de los comentarios telefónicos se referían a problemas de orden militar. No faltó quien agregara que en las próximas horas iba a ocurrir un golpe militar. El politizado y poco profesional discurso del general Carlos Mata Figueroa también ha provocado nuevos comentarios y un importante rechazo en la opinión pública. La historia de Venezuela siempre ha sido así. Nuestro pueblo ha considerado equivocadamente que la organización militar tiene la obligación de resolver las crisis políticas.

Hace varios años escribí un artículo que titule: "golpes buenos, golpes malos". Así tiene que ser. Una intervención militar puede resolver una crisis política y orientar al país hacia una nueva etapa histórica. Al contrario, puede haber un golpe militar que interrumpa un proceso político
positivo. Un buen ejemplo de golpe bueno fue el 23 de enero de 1958. Le puso punto final a un régimen inconstitucional e irrespetuoso de los derechos humanos. Al mismo tiempo, permitió que se estableciera en nuestro país una república civil que, con aciertos y errores, ha sido el más largo y positivo período de nuestra historia. El 24 de noviembre de 1948, fue un golpe militar inconveniente al derrocar el gobierno de Rómulo Gallegos, el primer presidente civil electo democráticamente. El 4 de febrero de 1992 cometió el mismo pecado.
Hay también golpes militares polémicos: el 18 de octubre de 1945, es uno de ellos. Hay historiadores que lo justifican; otros, lo critican duramente.

Esa equivocada percepción sobre el papel de la Fuerza Armada conduce a que exista sobre los profesionales militares una permanente presión. Normalmente, se les aborda en la calle y se les reclama sobre determinada posición política. De allí que es necesario que los miembros de la Fuerza Armada conozcan claramente su obligación: respetar y hacer respetar la Constitución Nacional. Conspirar, no sólo es un delito, sino que viola el más sagrado valor militar: la lealtad.
La pregunta que surge de inmediato es una: ¿Cuál debe ser el papel de la Fuerza Armada, si un Presidente irrespeta flagrantemente la Constitución Nacional? No es fácil responder. Exige una elevada formación ética y un conocimiento detallado de las circunstancias políticas que vive una sociedad. En esa reflexión deben considerarse dos factores fundamentales: la paz de la república y la unidad interna de la Fuerza Armada.

La presión sobre la Fuerza Armada se ha incrementado de manera muy importante. Las razones son dos: poca credibilidad en los procesos electorales y la violación descarada de la Constitución Nacional. El permanente desconocimiento por el régimen de trascendentes valores profesionales: penetración ideológica de los cuadros, creación de la milicia bolivariana y transformación de los suboficiales profesionales de carrera en oficiales técnicos, complica aún más la situación.
Esta delicada circunstancia me obliga a hacerle un patriótico llamado a mis compañeros de armas: los venezolanos vamos a votar en el mes de septiembre. La obligación de la Fuerza Armada es respetar y hacer respetar ese resultado electoral. Cumplan con su deber. No se desesperen. Nuestro pueblo resolverá democráticamente la compleja situación política que vive Venezuela.

fochoaantich@ hotmail.com

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