jueves, 28 de febrero de 2008

Peligrosas similitudes

VenEconomia OpinaVenEconomía Opina 27-02-2008
Peligrosas similitudes


Este 27 de febrero se cumplen 19 años del Caracazo.En ese febrero de 1989, el aumento de 100% de los pasajes del transporte público, producto del aumento de la gasolina, prendió la chispa de la más dramática rebelión civil vivida en años en el país. Este violento suceso dejó un trágico saldo social en pérdidas de vidas, saqueos y destrucción de la propiedad privada y además, dio paso al declive de 40 años del sistema democrático de Venezuela.

Décadas de erradas políticas económicas y sociales, especialmente las del Gobierno de Jaime Lusinchi, dispararon a principios de 1989 una profunda recesión que llevó a que la economía petrolera cayera (9,6%), una maxi devaluación (de Bs.14,50:$ a Bs.43:$) y una inflación galopante (81%), que sazonó el ambiente explosivo que llevó al Caracazo.

Este suceso fue el germen que impulsó al movimiento insurgente que llevó 10 años después a Hugo Rafael Chávez al poder por los votos, luego de un fallido intento de golpe de Estado contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992. Chávez, usó como bandera política la promesa de eliminar esas distorsiones sociales y económicas acumuladas en 40 años de democracia. Ese mensaje reivindicativo para la mayoría excluida, aunado a un elocuente verbo y una imagen populista que encanta a las masas llevó a Chávez a la Presidencia con un impresionante apoyo popular y una carta casi en blanco para mejorar la situación socio-económica del país, ostentando además ingentes ingresos petroleros.

Sin embargo, con casi 10 años en el poder Chávez, ha desperdiciado todas esas ventajas, tratando de imponer un proyecto comunista que nadie le pidió y, segregando a sus opositores. Y peor, ha desmontado al sector productivo del país y ha colocado a la seguridad alimentaria en manos de crecientes importaciones, sin cumplir con sus promesas de mejoras socioeconómicas sostenibles.

Chávez ha repetido (y agravado) los errores del pasado. Chávez como Lusinchi, ha creado una ilusión de crecimiento y prosperidad a través de un gasto público masivo, mientras que ha tratado de contener las distorsiones resultantes a través de controles de precios y de cambio.

Ahora la historia se repite. La situación que registra el país no es muy diferente a la que le dejó Lusinchi a Carlos Andrés Pérez en 1989: la economía va en picada, escasez generalizada y un sistema de control de precios en colapso, presiones inflacionarias profundamente mayores, un enorme déficit de la Balanza de Pagos, reservas internacionales agotadas, una carga de deuda inmanejable, un tipo de cambio oficial extremadamente sobrevaluado. Además, con la popularidad de Chávez descendiendo y el descontento popular en franco ascenso.

Las protestas y disturbios ya comienzan a ser el orden del día. Las tensiones sociales están asemejándose peligrosamente a las existentes antes del Caracazo, y no se sabe qué chispa podrá encender la mecha esta vez.

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