Venezuela y Exxon llevan 83 años de amor y divorcio
El Mundo / Miércoles / Caracas , 20 de Febrero de 2008
Venezuela y Exxon llevan 83 años de amor y divorcio
La despedida de la transnacional dejó sinsabores, pues significa el
adiós definitivo de una empresa que dejó huella en el país, para bien
o para mal, por más de ocho décadas
ERIKA HIDALGO LÓPEZ
Caracas. "Exxon Mobil mataba una vaca completa para llevarse sólo el lomito". Con esta metáfora, el presidente Hugo Chávez graficó las razones que sustentan su amenaza de demandar a la petrolera por evasión de impuestos e incumplimiento de convenios, en perjuicio del Estado, como respuesta a la acción legal, emprendida por Exxon, que implica la congelación preventiva de activos externos de Pdvsa por $
12.000 millones.
El jefe de Estado acusó a Exxon de explotar, con mínima inversión, apenas una cuarta parte del área asignada al proyecto Cerro Negro, que estimó en 300 kilómetros cuadrados, con un factor de recobro promedio de 6%; esto es, que de cada 100 barriles de crudo existentes en el subsuelo, la estadounidense sólo extraía seis. Además, Chávez insistióen que la corporación, ex socia de Pdvsa, evadió regalías e Impuesto sobre la Renta, que según los últimos cálculos se corresponden con más
de 400.000 barriles.
Si se mira la historia de la larga relación de la corporación que es hoy Exxon Mobil con Venezuela, habría que concluir que esa acusación no es nueva. Todo lo contrario.
Antes de la nacionalización petrolera de 1975, Exxon, a través de su filial Creole Petroleum Corporation, controlaba 50% de la producción petrolera del país y los defensores de la transferencia de la propiedad del recurso petrolero a Venezuela la acusaban de aumentar sus ganancias, mediante una progresiva desinversión y explotación de sus trabajadores.
En 1968, Domingo Felipe Maza Zavala, quien más de dos décadas después sería director del Banco Central de Venezuela, acusaba, en general, a las transnacionales de llevarse el petróleo a precio vil y de declarar "Impuestos sobre la Renta sobre un precio internacional irrisorio".
El tema de la desinversión fue una constante entre los críticos del manejo de la industria en manos extranjeras. Un período álgido fueron los años sesenta.
En esa década, según registros del historiador ya fallecido Federico Brito Figueroa, la inversión neta de las empresas petroleras extranjeras bajó de 11.776 millones de bolívares en 1960 a 10.519 millones en 1968, mientras que las ganancias netas se elevaron de 1.606 millones de bolívares a 3.628 millones en el mismo período.
En esos años la Creole Petroleum Corporation, filial de la Standard Oil (luego Exxon), controlaba casi 55% de la producción local.
Ésta fue la constante en la relación con las petroleras extranjeras, sobre todo las estadounidenses, según testimonio de Juan Pablo Pérez Alfonso, quien era ministro de Minas e Hidrocarburos en 1960 cuando el gobierno electo de Rómulo Betancourt tenía apenas un año y, aunque favoreció la conformación de la Opep, mantenía las mejores relaciones con la familia Rockefeller, dueña de Exxon, al punto que su vástago,
Nelson, hacía frecuentes visitas al país para mantener en orden sus negocios.
PRESENCIA IMPORTANTE
"La Creole" (Exxon) llegó a Venezuela en 1925. El dictador Juan Vicente Gómez había decidido impulsar la explotación petrolera en Venezuela, a través de la entrega de concesiones, las cuales terminaron en manos de familiares, amigos y relacionados del régimen y, posteriormente, en manos de las transnacionales.
La empresa de los Rockefeller, fundada por el patriarca John D. en 1870, conocida como Standard Oil, siempre se caracterizó por su voracidad y su intención monopolista.
De hecho, John D. Rockefeller es considerado como el padre del "trust" y de la integración vertical en los negocios internacionales. El desarrollo de complejos entramados financieros, afincando operaciones en países con escasa o nula legislación tributaria, rápidamente convirtió a Standard Oil en una potencia petrolera.
El profesor de la Universidad John Hopkins, Ralph Mendelsson, escribió que la manera de hacer negocios de los Rockefeller era esencialmente muy agresiva y, además, fuertemente apalancada en las relaciones políticas.
Rápidamente, la empresa estableció mecanismos no sólo para controlar el negocio petrolero puramente extractivo, que se hizo estratégico tras el fin de la I Guerra Mundial, sino también la refinación y la venta al detal de combustibles y lubricantes. En Venezuela, con la marca Esso, llegó a controlar 75% del mercado interno de gasolina y aceites diversos por casi cuatro décadas.
Hay que puntualizar que el emporio de los Rockefeller fue disuelto, por primera vez, en 1911, dando lugar a la creación de 34 compañías teóricamente no relacionadas. Esta medida de la Corte Federal estadounidense, para frenar el auge de los monopolios, propicia la creación de Standard de New Jersey, la cual, en 1972, cambia
oficialmente su nombre a Exxon, una suerte de derivación de su ya legendaria marca de combustibles, Esso.
En 1998, Exxon adquiere a su archirrival, Mobil, por 77.200 millones de dólares, lo que resulta en la mayor petrolera en toda la historia de la industria; de hecho, obtuvo ganancias récord superiores a $39.000 millones en 2006 y, aunque está lejos de tener el poder monopólico de otras épocas, sigue siendo uno de los gigantes en el
mundo corporativo internacional.
REGRESO Y DESPEDIDA
Frente a una realidad de precios petroleros bajos y graves problemas fiscales, el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez decide abrir espacios para el regreso de las compañías petroleras internacionales, dato curioso si se toma en cuenta que él les abrió la puerta de salida en su primera administración, cuando se decide la nacionalización de la industria en 1975.
Tras esta crisis evidente nace la apertura petrolera, amada por muchos y criticada por otros tantos.
Exxon regresa entonces por sus fueros y dispuesta a recobrar el tiempo perdido. En 1993 inicia su nueva etapa en Venezuela. Obtiene el convenio operativo Quiamare-La Ceiba, en sociedad con la española Repsol. En 1996, bajo el esquema a riesgo y ganancias compartidas, asume la exploración del bloque La Ceiba con participación de 100%.
En 1997 obtiene la buena pro para asociarse con Pdvsa (42%) y la británica BP
(16,67%) en la empresa Cerro Negro en la ronda de las asociaciones estratégicas de la faja del Orinoco. La internacionalización de Pdvsa tocó a su puerta y se unen 50/50 en la refinería Chalmette, ubicada en los Estados Unidos, único nexo vigente
entre ambas empresas.
Hugo Chávez fue un crítico coherente, desde su precandidatura (1997) deploró el esquema que se había fraguado en materia petrolera, pero no planteó en ese momento su desmontaje. Con su llegada al poder, se pone fin a la supremacía de las petroleras foráneas.
En 2001 entra en vigencia el primer golpe, la Ley Orgánica de Hidrocarburos, en ella se formulan cambios nada despreciables, al punto que tras su aplicación se desmonta en casi su totalidad la apertura petrolera.
Chávez mueve el piso a Exxon cuando gira instrucciones para que se incremente la regalía que pagan las petroleras de 1% a 16,66%. No muy lejos, amparado en la ley, la sube al techo establecido de 30%.
La empresa reacciona duramente y amenaza con arbitraje, sin embargo, decide acatar la medida. En 2006 entra en vigencia un nuevo impuesto de extracción de 3,33%, y al poco tiempo se incrementa el Islr de 34% a 50%, nueva tasa para el sector petrolero.
En el ínterin, avanza la migración de los convenios operativos a empresas mixtas. Un nuevo revés sufriría la norteamericana, cuando el 31 de diciembre de 2005 decide vender su participación a Repsol y quedar fuera del negocio.
Chávez no pierde oportunidad de fustigar a las transnacionales, cuando se decide, dentro de la vertiginosa toma de decisiones, cobrar reparos por concepto de Islr dejados de pagar entre 2002-2004. Se notifica a Exxon Mobil que debe cancelar sus obligaciones de Cerro Negro por 8,2 millardos de bolívares, y fue multada además por no suministrar ante las autoridades tributarias la información en el tiempo requerido.
Esta larga lista de cambios, que se definen en los negocios petroleros son encarados de mal talante por Exxon, la más beligerante de sus compañeras de suerte, por lo que cuando el Gobierno anuncia durante 2007 la migración de las empresas de la faja a empresas mixtas, la gigante petrolera saca cuentas, y decide salirse del juego.
ARBITRAJE A LA VISTA
Exxon Mobil suma, resta, multiplica y determina que su indemnización por 41,67% de participación en Cerro Negro vale $ 5.500 millones, cifra rechazada de plano por Pdvsa que sostiene que no pagará más de $750 millones.
Los extremos alejan la posibilidad de un acuerdo, por lo que la petrolera decide caminar la vía del arbitraje internacional, figura por cierto también eliminada en la Ley de 2001, donde se establece que los desencuentros se dirimen sólo en territorio nacional. Ante esta decisión, Venezuela acepta, sin embargo, enfrentar la contienda.
LAS CARTAS ESTÁN ECHADAS
Exxon Mobil juega rudo, Pdvsa "no es mocha" y hace lo mismo.
La petrolera más grande del planeta solicita la congelación de 12.000 millones de dólares en activos y $ 315 millones en efectivo; y la estatal criolla rompe relaciones comerciales y deja de enviarle 600.000 barriles de crudo mensuales, y sentencia que Venezuela no hará "más nunca" negocios con esa empresa.
No se sabe si el arbitraje prospere, o se abran posibilidades de un nuevo diálogo alejado de las pasiones del momento.
El juego no termina. Todo está por verse.
CRONOLOGÍA
El camino en Venezuela
1925
Standard Oil (hoy Exxon) llega a Venezuela a través de su filial
Creole Petroleum Corporation.
1975
Se va tras la reversión petrolera o la conocida nacionalización.
1993
Obtiene el convenio de operación del campo Quiamare-La Ceiba.
1996
Logra la exploración bajo esquema de ganancias compartidas del bloque La Ceiba.
1997
Se asocia con Pdvsa y BP en la empresa de la faja Cerro Negro.
1998
Establece alianza con Pdvsa en la refinería Chalmette.
2005
Se va del convenio operativo una vez migrado a empresa mixta
2007
Se retira de Cerro Negro y del esquema a riesgo de La Ceiba.
2008
Decide ir al arbitraje internacional para dirimir su indemnización por la empresa Cerro Negro.
Venezuela y Exxon llevan 83 años de amor y divorcio
La despedida de la transnacional dejó sinsabores, pues significa el
adiós definitivo de una empresa que dejó huella en el país, para bien
o para mal, por más de ocho décadas
ERIKA HIDALGO LÓPEZ
Caracas. "Exxon Mobil mataba una vaca completa para llevarse sólo el lomito". Con esta metáfora, el presidente Hugo Chávez graficó las razones que sustentan su amenaza de demandar a la petrolera por evasión de impuestos e incumplimiento de convenios, en perjuicio del Estado, como respuesta a la acción legal, emprendida por Exxon, que implica la congelación preventiva de activos externos de Pdvsa por $
12.000 millones.
El jefe de Estado acusó a Exxon de explotar, con mínima inversión, apenas una cuarta parte del área asignada al proyecto Cerro Negro, que estimó en 300 kilómetros cuadrados, con un factor de recobro promedio de 6%; esto es, que de cada 100 barriles de crudo existentes en el subsuelo, la estadounidense sólo extraía seis. Además, Chávez insistióen que la corporación, ex socia de Pdvsa, evadió regalías e Impuesto sobre la Renta, que según los últimos cálculos se corresponden con más
de 400.000 barriles.
Si se mira la historia de la larga relación de la corporación que es hoy Exxon Mobil con Venezuela, habría que concluir que esa acusación no es nueva. Todo lo contrario.
Antes de la nacionalización petrolera de 1975, Exxon, a través de su filial Creole Petroleum Corporation, controlaba 50% de la producción petrolera del país y los defensores de la transferencia de la propiedad del recurso petrolero a Venezuela la acusaban de aumentar sus ganancias, mediante una progresiva desinversión y explotación de sus trabajadores.
En 1968, Domingo Felipe Maza Zavala, quien más de dos décadas después sería director del Banco Central de Venezuela, acusaba, en general, a las transnacionales de llevarse el petróleo a precio vil y de declarar "Impuestos sobre la Renta sobre un precio internacional irrisorio".
El tema de la desinversión fue una constante entre los críticos del manejo de la industria en manos extranjeras. Un período álgido fueron los años sesenta.
En esa década, según registros del historiador ya fallecido Federico Brito Figueroa, la inversión neta de las empresas petroleras extranjeras bajó de 11.776 millones de bolívares en 1960 a 10.519 millones en 1968, mientras que las ganancias netas se elevaron de 1.606 millones de bolívares a 3.628 millones en el mismo período.
En esos años la Creole Petroleum Corporation, filial de la Standard Oil (luego Exxon), controlaba casi 55% de la producción local.
Ésta fue la constante en la relación con las petroleras extranjeras, sobre todo las estadounidenses, según testimonio de Juan Pablo Pérez Alfonso, quien era ministro de Minas e Hidrocarburos en 1960 cuando el gobierno electo de Rómulo Betancourt tenía apenas un año y, aunque favoreció la conformación de la Opep, mantenía las mejores relaciones con la familia Rockefeller, dueña de Exxon, al punto que su vástago,
Nelson, hacía frecuentes visitas al país para mantener en orden sus negocios.
PRESENCIA IMPORTANTE
"La Creole" (Exxon) llegó a Venezuela en 1925. El dictador Juan Vicente Gómez había decidido impulsar la explotación petrolera en Venezuela, a través de la entrega de concesiones, las cuales terminaron en manos de familiares, amigos y relacionados del régimen y, posteriormente, en manos de las transnacionales.
La empresa de los Rockefeller, fundada por el patriarca John D. en 1870, conocida como Standard Oil, siempre se caracterizó por su voracidad y su intención monopolista.
De hecho, John D. Rockefeller es considerado como el padre del "trust" y de la integración vertical en los negocios internacionales. El desarrollo de complejos entramados financieros, afincando operaciones en países con escasa o nula legislación tributaria, rápidamente convirtió a Standard Oil en una potencia petrolera.
El profesor de la Universidad John Hopkins, Ralph Mendelsson, escribió que la manera de hacer negocios de los Rockefeller era esencialmente muy agresiva y, además, fuertemente apalancada en las relaciones políticas.
Rápidamente, la empresa estableció mecanismos no sólo para controlar el negocio petrolero puramente extractivo, que se hizo estratégico tras el fin de la I Guerra Mundial, sino también la refinación y la venta al detal de combustibles y lubricantes. En Venezuela, con la marca Esso, llegó a controlar 75% del mercado interno de gasolina y aceites diversos por casi cuatro décadas.
Hay que puntualizar que el emporio de los Rockefeller fue disuelto, por primera vez, en 1911, dando lugar a la creación de 34 compañías teóricamente no relacionadas. Esta medida de la Corte Federal estadounidense, para frenar el auge de los monopolios, propicia la creación de Standard de New Jersey, la cual, en 1972, cambia
oficialmente su nombre a Exxon, una suerte de derivación de su ya legendaria marca de combustibles, Esso.
En 1998, Exxon adquiere a su archirrival, Mobil, por 77.200 millones de dólares, lo que resulta en la mayor petrolera en toda la historia de la industria; de hecho, obtuvo ganancias récord superiores a $39.000 millones en 2006 y, aunque está lejos de tener el poder monopólico de otras épocas, sigue siendo uno de los gigantes en el
mundo corporativo internacional.
REGRESO Y DESPEDIDA
Frente a una realidad de precios petroleros bajos y graves problemas fiscales, el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez decide abrir espacios para el regreso de las compañías petroleras internacionales, dato curioso si se toma en cuenta que él les abrió la puerta de salida en su primera administración, cuando se decide la nacionalización de la industria en 1975.
Tras esta crisis evidente nace la apertura petrolera, amada por muchos y criticada por otros tantos.
Exxon regresa entonces por sus fueros y dispuesta a recobrar el tiempo perdido. En 1993 inicia su nueva etapa en Venezuela. Obtiene el convenio operativo Quiamare-La Ceiba, en sociedad con la española Repsol. En 1996, bajo el esquema a riesgo y ganancias compartidas, asume la exploración del bloque La Ceiba con participación de 100%.
En 1997 obtiene la buena pro para asociarse con Pdvsa (42%) y la británica BP
(16,67%) en la empresa Cerro Negro en la ronda de las asociaciones estratégicas de la faja del Orinoco. La internacionalización de Pdvsa tocó a su puerta y se unen 50/50 en la refinería Chalmette, ubicada en los Estados Unidos, único nexo vigente
entre ambas empresas.
Hugo Chávez fue un crítico coherente, desde su precandidatura (1997) deploró el esquema que se había fraguado en materia petrolera, pero no planteó en ese momento su desmontaje. Con su llegada al poder, se pone fin a la supremacía de las petroleras foráneas.
En 2001 entra en vigencia el primer golpe, la Ley Orgánica de Hidrocarburos, en ella se formulan cambios nada despreciables, al punto que tras su aplicación se desmonta en casi su totalidad la apertura petrolera.
Chávez mueve el piso a Exxon cuando gira instrucciones para que se incremente la regalía que pagan las petroleras de 1% a 16,66%. No muy lejos, amparado en la ley, la sube al techo establecido de 30%.
La empresa reacciona duramente y amenaza con arbitraje, sin embargo, decide acatar la medida. En 2006 entra en vigencia un nuevo impuesto de extracción de 3,33%, y al poco tiempo se incrementa el Islr de 34% a 50%, nueva tasa para el sector petrolero.
En el ínterin, avanza la migración de los convenios operativos a empresas mixtas. Un nuevo revés sufriría la norteamericana, cuando el 31 de diciembre de 2005 decide vender su participación a Repsol y quedar fuera del negocio.
Chávez no pierde oportunidad de fustigar a las transnacionales, cuando se decide, dentro de la vertiginosa toma de decisiones, cobrar reparos por concepto de Islr dejados de pagar entre 2002-2004. Se notifica a Exxon Mobil que debe cancelar sus obligaciones de Cerro Negro por 8,2 millardos de bolívares, y fue multada además por no suministrar ante las autoridades tributarias la información en el tiempo requerido.
Esta larga lista de cambios, que se definen en los negocios petroleros son encarados de mal talante por Exxon, la más beligerante de sus compañeras de suerte, por lo que cuando el Gobierno anuncia durante 2007 la migración de las empresas de la faja a empresas mixtas, la gigante petrolera saca cuentas, y decide salirse del juego.
ARBITRAJE A LA VISTA
Exxon Mobil suma, resta, multiplica y determina que su indemnización por 41,67% de participación en Cerro Negro vale $ 5.500 millones, cifra rechazada de plano por Pdvsa que sostiene que no pagará más de $750 millones.
Los extremos alejan la posibilidad de un acuerdo, por lo que la petrolera decide caminar la vía del arbitraje internacional, figura por cierto también eliminada en la Ley de 2001, donde se establece que los desencuentros se dirimen sólo en territorio nacional. Ante esta decisión, Venezuela acepta, sin embargo, enfrentar la contienda.
LAS CARTAS ESTÁN ECHADAS
Exxon Mobil juega rudo, Pdvsa "no es mocha" y hace lo mismo.
La petrolera más grande del planeta solicita la congelación de 12.000 millones de dólares en activos y $ 315 millones en efectivo; y la estatal criolla rompe relaciones comerciales y deja de enviarle 600.000 barriles de crudo mensuales, y sentencia que Venezuela no hará "más nunca" negocios con esa empresa.
No se sabe si el arbitraje prospere, o se abran posibilidades de un nuevo diálogo alejado de las pasiones del momento.
El juego no termina. Todo está por verse.
CRONOLOGÍA
El camino en Venezuela
1925
Standard Oil (hoy Exxon) llega a Venezuela a través de su filial
Creole Petroleum Corporation.
1975
Se va tras la reversión petrolera o la conocida nacionalización.
1993
Obtiene el convenio de operación del campo Quiamare-La Ceiba.
1996
Logra la exploración bajo esquema de ganancias compartidas del bloque La Ceiba.
1997
Se asocia con Pdvsa y BP en la empresa de la faja Cerro Negro.
1998
Establece alianza con Pdvsa en la refinería Chalmette.
2005
Se va del convenio operativo una vez migrado a empresa mixta
2007
Se retira de Cerro Negro y del esquema a riesgo de La Ceiba.
2008
Decide ir al arbitraje internacional para dirimir su indemnización por la empresa Cerro Negro.
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