El huracan de Dudamel arrasa en Oviedo
LA NUEVA ESPAÑA
El «huracán Dudamel» arrasa en Oviedo
Quince minutos de ovaciones y el público en pie refrendan el espectacular debut en el Auditorio del director y la Orquesta «Simón Bolívar», que cerraron la noche con un mambo.
La presencia de Gustavo Dudamel al frente de la «Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana» en el auditorio Príncipe Felipe se saldó con un gran éxito, con el público en pie y cerca de quince minutos de ovaciones, que refrendaron una actuación espectacular en la que los músicos venezolanos derrocharon talento y energía. Una pasión que se acabó contagiando a la sala tras la interpretación de las obras de Beethoven y Chaikovski, previstas en el programa, y que tuvo su culminación con un vibrante mambo. Al concierto asistió José Antonio Abreu, presidente del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela y padre de un proyecto que ha llamado la atención internacional por lo fecundo de de los resultados conseguidos.
Cosme
El «huracán Dudamel» arrasa en Oviedo
Quince minutos de ovaciones y el público en pie refrendan el espectacular debut en el Auditorio del director y la Orquesta «Simón Bolívar», que cerraron la noche con un mambo.
La presencia de Gustavo Dudamel al frente de la «Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana» en el auditorio Príncipe Felipe se saldó con un gran éxito, con el público en pie y cerca de quince minutos de ovaciones, que refrendaron una actuación espectacular en la que los músicos venezolanos derrocharon talento y energía. Una pasión que se acabó contagiando a la sala tras la interpretación de las obras de Beethoven y Chaikovski, previstas en el programa, y que tuvo su culminación con un vibrante mambo. Al concierto asistió José Antonio Abreu, presidente del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela y padre de un proyecto que ha llamado la atención internacional por lo fecundo de de los resultados conseguidos.
Cosme
MARINA
La de anoche fue una de las grandes veladas sinfónicas del auditorio Príncipe Felipe. El debut en la ciudad de la «Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana», a las órdenes de su titular, el joven director de orquesta Gustavo Dudamel, impactó al público, que se contagió de forma inmediata del derroche de energía que exhibieron director y orquesta.
La velada empezó mal. Muy mal. En los primerísimos compases de la «Séptima sinfonía en la la mayor, op. 92», de L. van Beethoven, el sonido de dos teléfonos móviles se oyó como un rugido en la sala totalmente llena. Dudamel mandó parar a los músicos e interrumpió la ejecución de la obra, a lo que el público respondió con una gran ovación. Una vez superada la tensión inicial la música de Beethoven comenzó a fluir con eficacia y en su discurso narrativo el director ya dio muestras de por qué su talento lo ha encumbrado en la música clásica. Su versión de una partitura de estas características fue, ante todo, enérgica, fresca, llena de impulso juvenil y ganas de hacer música con fervor. Quizás a este acercamiento le falte reposo, madurez; pero sin duda llegará con el tiempo, porque la capacidad de comunicar del músico venezolano puede con todo. Sólo con escuchar el fogonazo con el que cerró la obra en el «allegro con brio» tenemos suficiente muestra de su excelencia.
En la segunda parte Chaikovski tomó el testigo a través de una de sus grandes creaciones, la «Quinta sinfonía en mi menor, op. 64». Aquí Dudamel se despachó a gusto al frente de una masa orquestal inmensa, casi inabarcable, que él controló con precisión y detalle. La hermosura del «andante cantabile» o el apoteósico «allegro finale» -en un discurso contrastado al límite- encendieron al público, que aplaudió con ganas durante casi un cuarto de hora.
Aún quedaba una traca final, inesperada, como propina. Un soberbio mambo, en el que los jóvenes músicos bailaron con sus instrumentos y desbordaron su pasión por la música hacia un público que se puso en pie de manera unánime al acabar la interpretación. Fue una noche de emoción contagiosa, con un Auditorio con numeroso público joven en anfiteatro, en la que Dudamel demostró que se puede hacer música clásica y espectáculo sin tener que renunciar a nada, sirviendo a la música, no sirviéndose de ella
COMERCIO
La Orquesta Simón Bolívar cautiva al público ovetense
La formación de Dudamel abrió su gira española en el Príncipe Felipe
25.01.08 -
E. C.
DIRECTOR. Gustavo Dudamel, durante el ensayo de ayer tarde con la formación. /MARIO ROJAS
En un Auditorio Príncipe Felipe que registró una gran entrada, los 200 músicos de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar deleitaron al público ovetense en el inicio de la gira española que ayer emprendieron en la capital del Principado. Encabezados por su directo, el carismático Gustavo Dudamel, las obras de Beethoven, Tchaikovsky y Stravinsky destacaron en el programa ofrecido por la orquesta sudamericana.
La 'Séptima Sinfonía' de Beethoven, la 'Quinta' de Tchaikovsky y 'Le sacré de printemps' compusieron una parte del repertorio interpretado por los integrantes de la orquesta juvenil, que cumplió con las expectativas creadas respecto a su visita en España. La proyección internacional de Dudamel -en breve director de la Sinfónica de Los Ángeles-, las buenas críticas previas con las que llegaba y las agradables sensaciones que dejaron en sus ensayos previos confluyeron en el espectáculo ofrecido en el escenario del Príncipe Felipe.
Al éxito de su actuación sin duda contribuyó el director Gustavo Dudamel, que al igual que su juvenil orquesta recoge elogios y aglutina proyectos allá por donde pasa. No es para menos. Su carácter vitalista, adornado con la experiencia que no reflejan los 26 años de su fecha de nacimiento, imprimen carisma y dotan de una mayor calidad a las piezas interpretadas durante cada concierto.
Sin embargo, el éxito que cosecharon ayer en Oviedo -reflejado en los aplausos del público- no es algo nuevo para esta prometedora formación de dos centenares de músicos que responden al nombre de uno de los protagonistas de la independencia en Hispanoamérica. Así lo demuestran sus actuaciones del año pasado por la geografía europea (Festival de Edimburgo, los BBC Proms en el Reino Unido y cinco conciertos en Alemania).
Al viejo continente le siguió Estados Unidos, donde asombraron en Los Ángeles, San Francisco, Boston y Nueva York. Ahora están de vuelta. Tras el de Oviedo llegarán los conciertos de Valladolid, Zaragoza y Madrid.
La de anoche fue una de las grandes veladas sinfónicas del auditorio Príncipe Felipe. El debut en la ciudad de la «Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana», a las órdenes de su titular, el joven director de orquesta Gustavo Dudamel, impactó al público, que se contagió de forma inmediata del derroche de energía que exhibieron director y orquesta.
La velada empezó mal. Muy mal. En los primerísimos compases de la «Séptima sinfonía en la la mayor, op. 92», de L. van Beethoven, el sonido de dos teléfonos móviles se oyó como un rugido en la sala totalmente llena. Dudamel mandó parar a los músicos e interrumpió la ejecución de la obra, a lo que el público respondió con una gran ovación. Una vez superada la tensión inicial la música de Beethoven comenzó a fluir con eficacia y en su discurso narrativo el director ya dio muestras de por qué su talento lo ha encumbrado en la música clásica. Su versión de una partitura de estas características fue, ante todo, enérgica, fresca, llena de impulso juvenil y ganas de hacer música con fervor. Quizás a este acercamiento le falte reposo, madurez; pero sin duda llegará con el tiempo, porque la capacidad de comunicar del músico venezolano puede con todo. Sólo con escuchar el fogonazo con el que cerró la obra en el «allegro con brio» tenemos suficiente muestra de su excelencia.
En la segunda parte Chaikovski tomó el testigo a través de una de sus grandes creaciones, la «Quinta sinfonía en mi menor, op. 64». Aquí Dudamel se despachó a gusto al frente de una masa orquestal inmensa, casi inabarcable, que él controló con precisión y detalle. La hermosura del «andante cantabile» o el apoteósico «allegro finale» -en un discurso contrastado al límite- encendieron al público, que aplaudió con ganas durante casi un cuarto de hora.
Aún quedaba una traca final, inesperada, como propina. Un soberbio mambo, en el que los jóvenes músicos bailaron con sus instrumentos y desbordaron su pasión por la música hacia un público que se puso en pie de manera unánime al acabar la interpretación. Fue una noche de emoción contagiosa, con un Auditorio con numeroso público joven en anfiteatro, en la que Dudamel demostró que se puede hacer música clásica y espectáculo sin tener que renunciar a nada, sirviendo a la música, no sirviéndose de ella
COMERCIO
La Orquesta Simón Bolívar cautiva al público ovetense
La formación de Dudamel abrió su gira española en el Príncipe Felipe
25.01.08 -
E. C.
DIRECTOR. Gustavo Dudamel, durante el ensayo de ayer tarde con la formación. /MARIO ROJAS
En un Auditorio Príncipe Felipe que registró una gran entrada, los 200 músicos de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar deleitaron al público ovetense en el inicio de la gira española que ayer emprendieron en la capital del Principado. Encabezados por su directo, el carismático Gustavo Dudamel, las obras de Beethoven, Tchaikovsky y Stravinsky destacaron en el programa ofrecido por la orquesta sudamericana.
La 'Séptima Sinfonía' de Beethoven, la 'Quinta' de Tchaikovsky y 'Le sacré de printemps' compusieron una parte del repertorio interpretado por los integrantes de la orquesta juvenil, que cumplió con las expectativas creadas respecto a su visita en España. La proyección internacional de Dudamel -en breve director de la Sinfónica de Los Ángeles-, las buenas críticas previas con las que llegaba y las agradables sensaciones que dejaron en sus ensayos previos confluyeron en el espectáculo ofrecido en el escenario del Príncipe Felipe.
Al éxito de su actuación sin duda contribuyó el director Gustavo Dudamel, que al igual que su juvenil orquesta recoge elogios y aglutina proyectos allá por donde pasa. No es para menos. Su carácter vitalista, adornado con la experiencia que no reflejan los 26 años de su fecha de nacimiento, imprimen carisma y dotan de una mayor calidad a las piezas interpretadas durante cada concierto.
Sin embargo, el éxito que cosecharon ayer en Oviedo -reflejado en los aplausos del público- no es algo nuevo para esta prometedora formación de dos centenares de músicos que responden al nombre de uno de los protagonistas de la independencia en Hispanoamérica. Así lo demuestran sus actuaciones del año pasado por la geografía europea (Festival de Edimburgo, los BBC Proms en el Reino Unido y cinco conciertos en Alemania).
Al viejo continente le siguió Estados Unidos, donde asombraron en Los Ángeles, San Francisco, Boston y Nueva York. Ahora están de vuelta. Tras el de Oviedo llegarán los conciertos de Valladolid, Zaragoza y Madrid.
Etiquetas: Abreu, Dudamel, Orquesta Sinfonica
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