Los Balseros del Aire
El País
Fernado GUALDONI - Madrid - 24/07/2007
Miles de venezolanos huyen del país ante la inseguridad y la incertidumbre política
Los Balseros del Aire
El número de venezolanos empadronados en España se multiplicó por seis desde que gobierna Chávez
Cada vez que el presidente Hugo Chávez dice que va a seguir en el poder, las visitas a nuestra página en Internet se disparan", dice Esther Bermúdez, directora de Mequieroir.com, una web que se dedica a asesorar a la gente que quiere salir pitando de Venezuela. "A principios de este año, después de que Chávez anunciara el plan de nacionalizaciones, el número de visitas diarias pasó de 20.000 a 60.000. En otras ocasiones, por ejemplo después del referéndum de 2004 [decidió la permanencia de Chávez en el poder], también registramos un fuerte aumento de las consultas, pero nunca tan elevado como últimamente", añade Bermúdez.
La emigración venezolana está en auge. Sólo en España, el número de empadronados de esa nacionalidad aumentó de 9.482 en 1999 (año de la llegada al poder de Hugo Chávez) a 52.178 en 2006, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los primeros seis meses de 2007 la cifra es ya superior a la de todo el año pasado. "La cifra es sólo de los empadronados como venezolanos, somos muchos más con pasaporte español", dice Juan Ignacio Cortiña, un periodista de 38 años que tuvo que abandonar Venezuela cuando a él y a otros 10 compañeros los echaron de la revista Primicia por ser críticos con el Gobierno.
Sólo en 2006, el Consulado español en Caracas otorgó 33.000 pasaportes a descendientes de algunos de los 350.000 españoles que llegaron a Venezuela desde la posguerra civil y hasta los sesenta. "Me fui porque la situación era insostenible. Si opinaba que tal o cual ley de Chávez era buena, me trataban de chavista. Si discrepaba, era un antichavista. No aciertas nunca... No hay lugar para la moderación ni para el pensamiento en Venezuela", lamenta Cortiña. "Es un éxodo, como el de Cuba de los sesenta, hasta en esto nos estamos pareciendo. No me extraña que nos llamen los balseros del aire", dice otro periodista que aún trabaja en uno de los principales diarios de Caracas.
Alexander, un artista plástico de 38 años, vino becado hace cinco años a España. No llegó para quedarse, pero ya no le apetece volver a Venezuela. "En Caracas hay siete museos importantes. Antes todos tenían un perfil diferente, uno clásico, otro contemporáneo, etcétera... Ahora todos tienen la misma visión, son como salas de un mismo museo monotemático. Ya no hay pluralidad... Qué puede hacer allí un artista que no se ajusta a esa única visión, nada".
El perfil del venezolano que emigra es, según Bermúdez, el siguiente: entre 21 y 45 años, con un título técnico como mínimo, clase media y media alta. La razón para irse es, fundamentalmente, "la inseguridad respecto al futuro del país y la inseguridad física, por el elevado índice de criminalidad", dice la directora de Mequieroir.com. "En los seis años que llevamos funcionando, lo que más ha cambiado en el perfil del que busca información para emigrar es que antes eran mayoritariamente hombres y mujeres solteras, mientras que ahora son familias enteras y padres de adolescentes que temen por el futuro de sus hijos", añade Bermúdez.
La salida masiva de personal cualificado ha tenido hitos en la historia de la última década en Venezuela. La mayoría de los 18.000 empleados de la petrolera estatal PDVSA que fueron despedidos tras la huelga petrolera de dos meses de duración entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 envió solicitudes de empleo a compañías energéticas europeas, estadounidenses y de Oriente Próximo. Más recientemente, se han tenido que buscar la vida los trabajadores de la nacionalizada Electricidad de Caracas o de la emisora Radio Televisión de Caracas (RCTV), cuya licencia no fue renovada por el Gobierno, argumentando que la cadena incitaba a la rebelión contra el Ejecutivo chavista.
La inmigración venezolana se dirige especialmente hacia EE UU y España. De los 1,5 millones de venezolanos que viven en el extranjero, se calcula que unos 300.000 residen en el Estado de Florida. En España, aparte de los más de 50.000 empadronados, hay por lo menos otro tanto que reside ya con el pasaporte español. Aparte de estos dos destinos tradicionales, los venezolanos se están abriendo camino en Canadá -donde hay unos 20.000- y Australia -unos 10.000-. Otros rumbos en auge son Colombia, Argentina, Costa Rica y Panamá. Este último país tiene una política definida para atraer a pequeños y medianos empresarios venezolanos.
Carmela tiene 43 años, es empresaria y se quiere marchar. Panamá es una de sus opciones, pero no descarta nada. Es hija de un italiano y una gallega de 70 años, María Rodríguez. Ella y su esposo llegaron a mediados de los 50 a Venezuela para montar una fábrica de zapatos y hoy buscan comprador. "Nos da mucha pena", dicen Carmela y su madre, "pero la situación está muy difícil y el futuro poco halagüeño.
Fernado GUALDONI - Madrid - 24/07/2007
Miles de venezolanos huyen del país ante la inseguridad y la incertidumbre política
Los Balseros del Aire
El número de venezolanos empadronados en España se multiplicó por seis desde que gobierna Chávez
Cada vez que el presidente Hugo Chávez dice que va a seguir en el poder, las visitas a nuestra página en Internet se disparan", dice Esther Bermúdez, directora de Mequieroir.com, una web que se dedica a asesorar a la gente que quiere salir pitando de Venezuela. "A principios de este año, después de que Chávez anunciara el plan de nacionalizaciones, el número de visitas diarias pasó de 20.000 a 60.000. En otras ocasiones, por ejemplo después del referéndum de 2004 [decidió la permanencia de Chávez en el poder], también registramos un fuerte aumento de las consultas, pero nunca tan elevado como últimamente", añade Bermúdez.
La emigración venezolana está en auge. Sólo en España, el número de empadronados de esa nacionalidad aumentó de 9.482 en 1999 (año de la llegada al poder de Hugo Chávez) a 52.178 en 2006, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los primeros seis meses de 2007 la cifra es ya superior a la de todo el año pasado. "La cifra es sólo de los empadronados como venezolanos, somos muchos más con pasaporte español", dice Juan Ignacio Cortiña, un periodista de 38 años que tuvo que abandonar Venezuela cuando a él y a otros 10 compañeros los echaron de la revista Primicia por ser críticos con el Gobierno.
Sólo en 2006, el Consulado español en Caracas otorgó 33.000 pasaportes a descendientes de algunos de los 350.000 españoles que llegaron a Venezuela desde la posguerra civil y hasta los sesenta. "Me fui porque la situación era insostenible. Si opinaba que tal o cual ley de Chávez era buena, me trataban de chavista. Si discrepaba, era un antichavista. No aciertas nunca... No hay lugar para la moderación ni para el pensamiento en Venezuela", lamenta Cortiña. "Es un éxodo, como el de Cuba de los sesenta, hasta en esto nos estamos pareciendo. No me extraña que nos llamen los balseros del aire", dice otro periodista que aún trabaja en uno de los principales diarios de Caracas.
Alexander, un artista plástico de 38 años, vino becado hace cinco años a España. No llegó para quedarse, pero ya no le apetece volver a Venezuela. "En Caracas hay siete museos importantes. Antes todos tenían un perfil diferente, uno clásico, otro contemporáneo, etcétera... Ahora todos tienen la misma visión, son como salas de un mismo museo monotemático. Ya no hay pluralidad... Qué puede hacer allí un artista que no se ajusta a esa única visión, nada".
El perfil del venezolano que emigra es, según Bermúdez, el siguiente: entre 21 y 45 años, con un título técnico como mínimo, clase media y media alta. La razón para irse es, fundamentalmente, "la inseguridad respecto al futuro del país y la inseguridad física, por el elevado índice de criminalidad", dice la directora de Mequieroir.com. "En los seis años que llevamos funcionando, lo que más ha cambiado en el perfil del que busca información para emigrar es que antes eran mayoritariamente hombres y mujeres solteras, mientras que ahora son familias enteras y padres de adolescentes que temen por el futuro de sus hijos", añade Bermúdez.
La salida masiva de personal cualificado ha tenido hitos en la historia de la última década en Venezuela. La mayoría de los 18.000 empleados de la petrolera estatal PDVSA que fueron despedidos tras la huelga petrolera de dos meses de duración entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 envió solicitudes de empleo a compañías energéticas europeas, estadounidenses y de Oriente Próximo. Más recientemente, se han tenido que buscar la vida los trabajadores de la nacionalizada Electricidad de Caracas o de la emisora Radio Televisión de Caracas (RCTV), cuya licencia no fue renovada por el Gobierno, argumentando que la cadena incitaba a la rebelión contra el Ejecutivo chavista.
La inmigración venezolana se dirige especialmente hacia EE UU y España. De los 1,5 millones de venezolanos que viven en el extranjero, se calcula que unos 300.000 residen en el Estado de Florida. En España, aparte de los más de 50.000 empadronados, hay por lo menos otro tanto que reside ya con el pasaporte español. Aparte de estos dos destinos tradicionales, los venezolanos se están abriendo camino en Canadá -donde hay unos 20.000- y Australia -unos 10.000-. Otros rumbos en auge son Colombia, Argentina, Costa Rica y Panamá. Este último país tiene una política definida para atraer a pequeños y medianos empresarios venezolanos.
Carmela tiene 43 años, es empresaria y se quiere marchar. Panamá es una de sus opciones, pero no descarta nada. Es hija de un italiano y una gallega de 70 años, María Rodríguez. Ella y su esposo llegaron a mediados de los 50 a Venezuela para montar una fábrica de zapatos y hoy buscan comprador. "Nos da mucha pena", dicen Carmela y su madre, "pero la situación está muy difícil y el futuro poco halagüeño.
Etiquetas: inmigración
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