http://www.hrw.org/es/news/2013/03/05/venezuela-el-legado-autoritario-de-chavez
Venezuela:
El legado autoritario de Chávez
Notable
concentración de poder y abierta indiferencia por los derechos humanos
fundamentales
5 DE MARZO
DE 2013
Al inicio de su segunda presidencia, la concentración de
poder y la erosión de garantías de derechos humanos permitieron que el gobierno
gozara de plena discrecionalidad para intimidar, censurar y perseguir
judicialmente a venezolanos que criticaban al presidente o se oponían a su
agenda política.
(Nueva York) – La presidencia de Hugo Chávez (1999-2013)
estuvo marcada por una alarmante concentración de poder e indiferencia absoluta
por las garantías básicas de derechos humanos, señaló hoy Human Rights Watch.
Tras sancionar una nueva constitución que consagró amplias
garantías de derechos humanos en 1999 – y superar un breve golpe de estado en
2002 – el Presidente Chávez y sus partidarios desplegaron una estrategia de
concentración de poder. Tomaron el control del Tribunal Supremo de Justicia y
debilitaron la capacidad de periodistas, defensores de derechos humanos y otros
venezolanos de ejercer sus derechos fundamentales.
Al inicio de su segunda presidencia, la concentración de
poder y la erosión de garantías de derechos humanos permitieron que el gobierno
gozara de plena discrecionalidad para intimidar, censurar y perseguir
judicialmente a venezolanos que criticaban al presidente o se oponían a su
agenda política. En los últimos años, el presidente y sus partidarios han
empleado estas facultades en una gran variedad de casos resonantes, que han
repercutido negativamente en amplios sectores de la sociedad venezolana.
Muchos venezolanos continuaron criticando al gobierno. Sin
embargo, la posibilidad de sufrir represalias – a través de acciones estatales
arbitrarias o abusivas – obligó a periodistas y defensores de derechos humanos
a medir las consecuencias de difundir información y opiniones críticas del
gobierno, y socavó la capacidad de los jueces de pronunciarse en casos con
fuertes implicancias políticas.
Ofensiva contra la independencia judicial
En 2004, el Presidente Chávez y sus partidarios en la
Asamblea Nacional llevaron a cabo un copamiento político del Tribunal Supremo
de Justicia, agregando 12 cargos a los 20 integrantes del tribunal, que fueron
ocupados por partidarios del gobierno. El Tribunal Supremo, ahora integrado
abrumadoramente por miembros leales al gobierno, ha dejado de actuar como
contralor del poder ejecutivo. Sus magistrados han rechazado abiertamente el
principio de separación de poderes y han expresado su compromiso con la
promoción de la agenda política de Chávez. Este compromiso se ha reflejado en las
sentencias dictadas por el tribunal, que han avalado una y otra vez la
indiferencia del gobierno frente a los derechos humanos.
Existen jueces de tribunales inferiores que han recibido
fuertes presiones para no emitir pronunciamientos que puedan disgustar al
gobierno. En 2009, el Presidente Chávez exigió públicamente que se condenara a
30 años de prisión a una jueza luego de que esta concediera la libertad
condicional a un conocido crítico del gobierno que había estado en prisión
preventiva durante casi tres años sin ser juzgado. La jueza a cargo de esta
causa, María Lourdes Afiuni, fue detenida y permaneció más de un año en prisión
preventiva, en condiciones deplorables. Actualmente sigue cumpliendo arresto
domiciliario.
Ofensiva contra la libertad de prensa
Durante la presidencia de Chávez, el gobierno incrementó
radicalmente su capacidad de controlar el contenido de los medios de radio,
televisión y prensa del país. Sancionó leyes que ampliaron y endurecieron las
penas previstas para quienes emitan declaraciones que “ofendan” a funcionarios
públicos, prohíben la difusión de mensajes que “fomenten la zozobra en la
ciudadanía” y permiten que el gobierno suspenda arbitrariamente canales de
televisión, estaciones de radio y sitios web.
El gobierno de Chávez intentó justificar sus políticas en
materia de medios de comunicación, calificándolas como medidas necesarias para
“democratizar” los canales de señal abierta del país. Sin embargo, en vez de
fomentar el pluralismo, el gobierno abusó de su potestad regulatoria para
intimidar y censurar a sus críticos. Amplió de uno a seis el número de canales
de televisión administrados por el gobierno, a la vez que adoptó medidas
enérgicas para reducir la disponibilidad de medios de comunicación que ofrecen
una programación crítica del gobierno.
En respuesta a la cobertura periodística crítica, el
Presidente Chávez amenazó reiteradamente con quitar del espectro de señales de
aire a estaciones y canales privados, impidiendo que se renueve su licencia de
transmisión. En 2007, en un acto de discriminación política flagrante, su
gobierno impidió que RCTV, el canal de televisión más antiguo del país,
renovara su licencia y confiscó sus antenas de transmisión. Tres años después,
excluyó de la televisión por cable a RCTV al obligar a los proveedores de
televisión por cable del país a dejar de transmitir su programación.
Luego de la exclusión de RCTV, Globovisión fue el único
canal importante que mantuvo una postura crítica del presidente. El gobierno de
Chávez inició investigaciones administrativas contra Globovisión en forma
reiterada, y como resultado este canal ha estado expuesto constantemente al
riesgo de suspensión o cierre. También denunció penalmente al presidente del
canal, uno de sus dueños mayoritarios y un comentarista invitado luego de que
criticaran públicamente al gobierno.
Las medidas de sanción y censura contra medios privados
durante el gobierno de Chávez han repercutido fuertemente en emisoras y
periodistas. Si bien en la prensa escrita aún es habitual que se critique
duramente al gobierno, en Globovisión y otros medios se ha generalizado la
autocensura por temor a sufrir represalias del gobierno.
Rechazo al examen de la situación de derechos humanos
Además de neutralizar al poder judicial como garante de
derechos, el gobierno de Chávez manifestó su repudio al sistema interamericano
de protección de los derechos humanos, eludió cumplir sentencias vinculantes de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos e impidió que la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos efectuara una visita in loco de los
problemas de derechos humanos en el país. En septiembre de 2012, Venezuela
anunció que denunciaría la Convención Americana sobre Derechos Humanos, una
decisión que priva a los venezolanos de un recurso que, durante años y en toda
la región, ha constituido el mecanismo externo más importante para obtener una
reparación por abusos, ante la inacción de la justicia a nivel interno.
El gobierno de Chávez intentó además impedir que
organizaciones internacionales efectuaran un examen de las prácticas de
derechos humanos en el país. En 2008, el presidente detuvo por la fuerza y
expulsó en forma sumaria a representantes de Human Rights Watch luego de que
presentaran un informe donde se documentaban violaciones de normas de derechos
humanos cometidas por su gobierno. Tras la expulsión de estos representantes,
el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Nicolás Maduro, designado ahora
por Chávez como su sucesor en el poder, anunció que “cualquier extranjero que
venga a opinar en contra de nuestra patria será expulsado de manera inmediata”.
Durante la presidencia de Chávez, el gobierno también
procuró desacreditar a defensores de derechos humanos acusándolos de recibir
apoyo del gobierno estadounidense para desestabilizar la democracia venezolana.
Si bien algunas organizaciones no gubernamentales locales han recibido fondos
de fuentes estadounidenses y europeas —una práctica habitual en América Latina,
donde el financiamiento por fuentes privadas es escaso— no existen pruebas
creíbles de que la independencia e integridad del trabajo de estos defensores
se hayan visto comprometidas por la ayuda internacional. No obstante, en 2010
el Tribunal Supremo determinó que las personas u organizaciones que reciban
financiamiento del exterior podrían ser juzgadas por “traición a la patria”. La
Asamblea Nacional sancionó una ley que impide a organizaciones dedicadas a la
“defensa de los derechos políticos” o el “control sobre los poderes públicos”
recibir financiamiento internacional. También estableció severas multas para
las organizaciones que “inviten” a extranjeros cuyas opiniones “ofendan” a las
instituciones del gobierno.
Apoyo a gobiernos represivos
El Presidente Chávez rechazó también los esfuerzos
internacionales para promocionar los derechos humanos en otros países.
Venezuela votó consistentemente en contra de las resoluciones de la Asamblea
General de Naciones Unidas que condenaban las prácticas abusivas de Corea del
Norte, Myanmar, Irán y Siria. Respaldó públicamente al presidente sirio Bashar
al-Assad, al presidente libio Muammar Gaddafi y al presidente iraní Mahmoud
Ahmadinejad, y además distinguió a cada uno con la “Orden del Libertador”, la
máxima condecoración oficial otorgada por Venezuela.
El principal aliado de Venezuela durante la presidencia de
Chávez fue Cuba, el único país de América Latina donde se reprimen
sistemáticamente casi todas las formas de disenso político. El Presidente
Chávez señaló a Fidel Castro – quien se mantuvo al frente del gobierno
represivo en Cuba hasta que debió retirarse en 2006 por motivos de salud – como
su modelo y mentor.
Selección de algunos casos documentados en el informe
“Venezuela: Concentración y abuso de poder en la Venezuela de Chávez”:
Después de que la Jueza María Lourdes Afiuni otorgara en
diciembre de 2009 libertad condicional a un crítico del gobierno que había
estado en prisión preventiva durante casi tres años, acusado de corrupción, el
Presidente Chávez la calificó de “bandida” y afirmó que debía recibir una pena
de “30 años” de prisión. Si bien la decisión de Afiuni cumplía con una recomendación
de un grupo de trabajo de derechos humanos de la ONU —y era consistente con la
legislación venezolana—, la Jueza Afiuni fue inmediatamente arrestada y un juez
provisorio que había expresado públicamente su lealtad al Presidente Chávez
ordenó que prosiguiera el caso penal en su contra. (En el sitio web del partido
político del presidente, el juez escribió: “[p]or la revolución doy la vida” y
“[n]unca traicionaría a este proceso ni mucho menos a mi comandante”). Afiuni
pasó más de un año en la cárcel en prisión preventiva, en condiciones
deplorables y junto con otras presas condenadas (incluyendo a muchas a quienes
ella misma había condenado) que la amenazaron de muerte en reiteradas
oportunidades. Ante las críticas cada vez más notorias por parte de organismos
internacionales de derechos humanos, Afiuni fue autorizada en febrero de 2011 a
permanecer en arresto domiciliario. Después de largas demoras, su juicio se
inició en noviembre de 2012. Cuestionando la imparcialidad del juez a cargo de
su caso, Afiuni se negó a asistir, pero el proceso continúa en su ausencia.
Después de que el periódico semanal 6to Poder publicara en
agosto de 2011 un artículo satírico en el cual seis funcionarias de alto rango
—incluida la fiscal general y la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia—
aparecían como bailarinas de un cabaret llamado “La Revolución”, dirigido por
“Mr. Chávez”, las seis funcionarias solicitaron que se iniciara una
investigación penal y que el periódico fuera cerrado. Al cabo de algunas horas,
se dictaron órdenes de detención contra la directora del periódico, Dinora
Girón, y su presidente, Leocenis García, acusados de “instigación al odio”.
Girón fue detenida al día siguiente, permaneció bajo arresto durante dos días y
luego le otorgaron libertad condicional. García permaneció oculto un tiempo,
pero la semana siguiente se entregó a las autoridades. Estuvo preso durante dos
meses y luego le otorgaron libertad condicional. Girón y García permanecen
sujetos a investigación penal mientras sigue pendiente el juicio en su contra.
Existe una orden judicial vigente que ordena al periódico abstenerse de
publicar textos o imágenes que “se constituyan en una ofensa y/o ultraje a la
reputación, o al decoro de algún representante de los Poderes Públicos, y cuyo
objeto sea exponerlos al desprecio o al odio público”.
Después de que la defensora de derechos humanos Rocío San
Miguel apareciera en mayo de 2010 en un programa de televisión denunciando que
militares de alto rango eran miembros del partido político de Chávez (una
práctica prohibida por la Constitución venezolana), fue acusada en la
televisión estatal de ser “agente de la CIA” y de “hacer llamados a la
insurrección”, y en la revista oficial de las Fuerzas Armadas de intentar
fomentar un golpe de estado en Venezuela. Además, la organización que dirige,
Control Ciudadano, fue mencionada —junto con otras importantes ONG— en una
denuncia penal presentada por varias agrupaciones de jóvenes que apoyan al
partido político de Chávez. La denuncia acusaba a las organizaciones de cometer
“traición” por haber recibido fondos de Estados Unidos. Luego de estos
incidentes, San Miguel recibió reiteradas amenazas por parte de personas no
identificadas. Si bien desconoce el origen de esas amenazas, considera que las
denuncias en los medios de comunicación oficiales la han vuelto más vulnerable
a este tipo de actos de intimidación.
Después de que el defensor de derechos humanos Humberto
Prado criticara al gobierno, en junio de 2011, por su manejo de un motín
carcelario, el ministro de justicia de Chávez lo acusó de intentar
“desestabilizar el sistema penitenciario” y el vicepresidente manifestó que las
críticas formaban parte de una “estrategia de desestabilización política...
para intentar sacar provecho de esa situación”. A los pocos días de haber
formulado estas denuncias, Prado comenzó a recibir amenazas anónimas, incluso
llamados telefónicos en los cuales le decían que, si quería a sus hijos, debía
mantenerse callado, lo cual lo llevó a irse del país por dos meses junto con su
familia. Cuando se preparaba para regresar a Venezuela, recibió a través de un
correo electrónico un documento adjunto que parecía ser una nota oficial de la
Fiscalía General de la República, que indicaba que estaba siendo investigado
penalmente por el delito de “traición”. (Tras su regreso, el fiscal cuyo nombre
aparece en el documento le dijo que él no lo había escrito ni firmado). Prado
continuó recibiendo amenazas de fuentes no identificadas. Al igual que San
Miguel, cree que debido a las agresiones verbales por parte de funcionarios del
gobierno Chávez se encuentra más vulnerable a tales actos de intimidación.
Después de que el canal de televisión más antiguo de
Venezuela, RCTV, transmitiera un video en noviembre de 2006 en el cual aparecía
el ministro de energía de Chávez diciendo a los empleados de la compañía
petrolera estatal que, si no apoyaban al presidente, debían renunciar a sus
trabajos, Chávez advirtió públicamente a RCTV y a otros canales que podrían
perder sus concesiones de transmisión. (El presidente ya había proferido esta
amenaza en muchas otras ocasiones cuando los canales transmitían contenidos
críticos del gobierno). Un mes más tarde, el presidente anunció su decisión
(unilateral) de que RCTV dejaría de ser “tolerada” en las señales de aire
públicas una vez que se venciera su concesión al año siguiente. RCTV dejó de
transmitir en frecuencias abiertas en mayo de 2007, pero continuó como un canal
de cable. Desde entonces, el gobierno ha empleado sus facultades regulatorias
para eliminar a RCTV también de la televisión por cable. En enero de 2010, la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) determinó que RCTV era un
“productor nacional audiovisual” y se encontraba, por lo tanto, sujeto a una
serie de normas sobre radiodifusión recientemente adoptadas. Unos días más
tarde, el ministro de comunicaciones de Chávez amenazó con iniciar
investigaciones administrativas contra las cableoperadoras que transmitieran
canales que no cumplieran con las nuevas normas. Como respuesta a esta situación,
las cableoperadoras interrumpieron la transmisión de RCTV Internacional. Desde
ese momento, los reiterados esfuerzos de RCTV por volver a registrarse ante
CONATEL como un canal de cable han sido infructuosos. En la actualidad, RCTV
sólo puede verse por Internet y ya no cuenta con un espacio de noticias por
falta de fondos para producirlo.
Después de que Globovisión, el único canal de televisión
crítico del gobierno con alcance nacional que queda en el país, brindara una
extensa cobertura de un motín carcelario que tuvo lugar en junio de 2011
—transmitiendo numerosas entrevistas a familiares sumamente preocupados que
manifestaban que las fuerzas de seguridad estaban matando a los presos—, el
Presidente Chávez respondió acusando al canal de “incendi[ar] un país... con la
única intención de derrocar a este gobierno”. Poco después, CONATEL inició una
investigación administrativa por la cobertura de Globovisión de estos hechos de
violencia. En octubre, determinó que el canal había “promov[ido] el odio por
razones políticas y foment[ado]la zozobra en la ciudadanía”, y le impuso una
multa de US$ 2,1 millones, que es equivalente al 7,5 por ciento de los ingresos
obtenidos por la compañía en 2010. En la actualidad, existen otras siete
investigaciones administrativas pendientes contra Globovisión; una de ellas por
señalar que el gobierno no brindó al público información básica después de un
terremoto y, más recientemente, otra por transmitir micros en los cuales se
objetaba la interpretación que las autoridades han dado a los requisitos
constitucionales para la asunción de Chávez en el 2013 tras su reciente
reelección. En virtud de la Ley de Responsabilidad Social sancionada por el
Presidente Chávez y sus partidarios en la Asamblea Nacional, una segunda
decisión administrativa contra Globovisión podría tener como resultado otra
multa millonaria, la suspensión de la transmisión del canal o la revocación de
su habilitación y concesión.
Después de que Oswaldo Álvarez Paz, un político opositor,
apareciera en el principal programa de entrevistas políticas de Globovisión en
marzo de 2010 comentando acerca de acusaciones públicas sobre el incremento del
tráfico de drogas en Venezuela y sobre una sentencia judicial de España que se
refería a una posible colaboración entre el gobierno venezolano y las
guerrillas colombianas, el grupo separatista vasco ETA y otros grupos
“terroristas”, el Presidente Chávez respondió, en cadena nacional, que estos
comentarios “no se p[odían] permitir” e instó a los demás poderes del gobierno
a “actuar”. Dos semanas más tarde, Álvarez Paz fue detenido y acusado de que
sus comentarios, que difundieron “informaciones evidentemente falsas”, habían
causado un “infundado temor” en la población. Álvarez Paz permaneció en prisión
preventiva durante casi dos meses y luego se le otorgó libertad condicional. Su
juicio finalizó en julio de 2011, cuando el tribunal lo declaró culpable y le
impuso una condena de dos años de prisión. El juez le permitió a Álvarez Paz
cumplir su pena en libertad condicional, pero le prohibió salir del país sin
autorización judicial.
Después de que el presidente de Globovisión, Guillermo
Zuloaga, en una conferencia internacional en marzo de 2010, criticara los
ataques a la libertad de prensa perpetrados por Chávez y acusara al presidente
de haber ordenado que se disparara contra manifestantes en el contexto del
golpe de 2002, los legisladores chavistas pidieron que se realizara una
investigación penal, y Zuloaga fue detenido tras ser acusado de los delitos de
difusión de informaciones falsas y ofensa al presidente. Un juez pronto le
otorgó la libertad condicional, pero en junio el Presidente Chávez insistió
públicamente en que fuera arrestado nuevamente. Dos días después, miembros de
la Guardia Nacional requisaron la vivienda de Zuloaga y, a la semana siguiente,
un tribunal dictó una nueva orden de detención en su contra, por un caso
distinto. Zuloaga abandonó el país antes de que dicha orden pudiera ejecutarse
y no ha regresado.
Después de que Nelson Mezerhane, un banquero y uno de los principales
accionistas de Globovisión, declarara, en una entrevista en diciembre de 2009,
que personas “vinculadas” con el gobierno habían lanzado rumores que provocaron
el retiro de depósitos de los bancos venezolanos, el Presidente Chávez lo
denunció, solicitó a la fiscal general “que abr[iera] un proceso de
investigación”, amenazó con intervenir el banco de Mezerhane y advirtió:
“[t]elevisora que vuelva a pasar la raya a la violación de las leyes, al
irrespeto a la sociedad, al Estado, a las instituciones, no puede, no debe
seguir abierta”. Seis meses más tarde, la Fiscalía General de la República
confiscó la vivienda de Mezerhane y sus acciones en Globovisión, mientras que
la autoridad bancaria intervino su banco. La Fiscalía General también prohibió
que Mezerhane saliera del país, pero él ya se encontraba en el extranjero
cuando se dictó la orden y no ha regresado.
Tu Imagen TV, un canal de cable local del estado de Miranda
fuera denunciado por un alcalde chavista en noviembre de 2010 por estar
“sistemáticamente parcializado para favorecer a un sector político de
oposición”, CONATEL ordenó a la compañía de cable local que interrumpiera la
transmisión de este canal, argumentando que el canal y el proveedor habían
incumplido con reglamentaciones recientes que exigían que las partes firmaran
un contrato por escrito. Dicho contrato firmado se presentó ante CONATEL un mes
más tarde, pero transcurrieron ocho meses hasta que se le autorizó a la
compañía de cable reanudar la transmisión del canal. Y cuando finalmente lo
hizo, según el director del canal, una autoridad de CONATEL amenazó a la
compañía de cable con volver a sacarlo del aire si continuaba produciendo
contenidos que criticaran al gobierno.
Después de
que en la telenovela “Chepe Fortuna” apareciera una escena, en enero de 2011,
en la cual un personaje llamado Venezuela, que había perdido a su perro llamado
Huguito, le preguntaba a su novio: “¿Qué será de Venezuela sin su Huguito?” y
él le respondía: “Vas a ser libre, Venezuela”, CONATEL exhortó al canal de
televisión que la transmitía, Televen, a que “de forma inmediata suspendiera la
transmisión” del programa, argumentando que promovía “la intolerancia política
y racial, la xenofobia y la apología del delito”. Esta acusación podría dar
lugar a sanciones civiles, penales y administrativas, incluida la suspensión o
la revocación de la concesión del canal. Televen canceló el programa el
mismo día.
Etiquetas: corrupción, Derechos Humanos, Globovision, Hugo Chavez, Maria Afiuni, Violacion Constitucion
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