Alcaldia Mayor en Venezuela empleaba a pistoleros
Alcaldía Mayor empleaba a pistoleros durante el mando de Barreto
La sorpresiva derrota electoral el mes pasado del candidato chavista para la alcaldía de Caracas, y el cambio subsiguiente del gobierno municipal, han arrojado cierta luz sobre algunas de las turbias actividades que se desarrollaron bajo el alcalde saliente, Juan Barreto.
Por: PHIL GUNSON / Especial para el Herald
Uno de los resultados es que un gran número, hasta ahora indeterminado, de pistoleros a sueldo podrían perder sus empleos.
Se cree que los pistoleros, que pertenecen a organizaciones políticas armadas leales al gobierno izquierdista, están entre los 4,000 empleados municipales que no han ido a trabajar desde que el nuevo alcalde Antonio Ledezma juró su cargo hace dos semanas.
“En total hemos hallado más de 9,000 empleados con contratos de corto plazo”, dice Richard Blanco, un alto funcionario municipal. “Tenemos una investigación para averiguar quiénes son y dónde están”.
Según David Pérez Hansen, el portavoz del nuevo alcalde, muchas de esas 4,000 personas ejercían como guardaespaldas y miembros de escoltas motorizadas para partidarios de Chávez que no tenían conexiones directas con el Ayuntamiento.
“Están incluidos hasta miembros del Parlamento”, dijo Pérez Hansen.
Cuando Barreto se hizo cargo de la jefatura metropolitana en el 2004, puso miembros principales de la organización de guerrilla urbana llamada Tupamaros a cargo de la policíaCuando Barreto se hizo cargo de la jefatura metropolitana en el 2004, puso miembros principales de la organización de guerrilla urbana llamada Tupamaros a cargo de la policía.
Los Tupamaros son sólo uno de un gran número de grupos armados chavistas basados en el barrio popular 23 de enero, justo al oeste del palacio presidencial de Miraflores.
Pistoleros sin uniforme, que su desplazaban en motocicletas de policía sin placas de identificación, empezaron inmediatamente a multiplicarse en las calles de Caracas.
El control de la Policía Metropolitana (PM) ha sido transferido al ministerio del Interior, pero los equipos, incluyendo motocicletas y armas, siguen circulando ilegalmente.
“Faltan más de la mitad de las 310 motocicletas asignadas a la autoridad metropolitana”, dijo el jefe de seguridad entrante de Caracas, Angel Rangel. “Lo peor es que se alega que algunas se han usado en actos de violencia, incluyendo asaltos”.
Durante la alcaldía de Barreto, generalmente se veían motocicletas azules Yamaha, sin placas de registración, estacionadas frente al edificio, y también se veían fornidos sujeto vestidos de civiles, frecuentemente con insignias de policía y pistolasCaracas es una de las ciudades más violentas del mundo, y frecuentemente se ven un par de docenas de asesinatos en un solo fin de semana. Los agentes de la policía, muchos de los cuales se sabe que tienen antecedentes delictivos, están frecuentemente entre los acusados de crímenes.
El lunes pasado, Rangel y su equipo fueron expulsados de sus oficinas por grupos chavistas que alegaron que éstos no tenían derecho a ocuparlas. Gran parte de la información relacionada con los equipos perdidos ya no está a su alcance, y a pesar de las quejas las autoridades nacionales no han intervenido.
Una investigación del Miami Herald, antes del reciente cambio de gobierno, halló que algunos de los chavistas operan con base en el Phelps Building, un bloque de oficinas situado en el downtown de Caracas, cercano al Ayuntamiento.
Durante la alcaldía de Barreto, generalmente se veían motocicletas azules Yamaha, sin placas de registración, estacionadas frente al edificio, y también se veían fornidos sujeto vestidos de civiles, frecuentemente con insignias de policía y pistolas, cerca de la entrada principal.
Un individuo allegado al alcalde Barreto, que pidió que no se le identificara por temor a represalias, dijo que aproximadamente 50 de ellos trabajaban para “una entidad de desarrollo comunitario” establecida en octubre del 2005 y basada en el Phelps Building.
Según él, el papel que jugaban era de mantener el orden político, “labores de inteligencia” y atacar a la oposición.
“Era cuestión de mantenerlos dentro y así no causan demasiados problemas”“Ese fue el grupo que atacó al embajador”, dijo refiriéndose al incidente de abril del 2006, en el que un grupo de motociclistas siguieron el ex embajador estadounidense William Brownfield, (ahora asignado a Colombia), lanzándole verduras a la escolta motorizada de éste.
El grupo estaba compuesto de Tupamaros, según dijo el socio de Barreto. Pero varios otros grupos basados en el 23 de enero también han sido mencionados en informes de prensa, según los cuales éstos les suministraban “agentes activos” al Ayuntamiento en el período de Barreto.
El jefe de uno de los grupos, que también quiso mantener su anonimato, le confirmó esto al Herald, aunque defendiendo a Barreto. Según él era “cuestión de mantenerlos dentro y así no causan demasiados problemas’‘.
Julio López Pacheco, que fue director del Instituto Metropolitano de Entrenamiento de Policía en aquella época, describió a esos grupos como “casi policías”.
“No estoy de acuerdo con eso”, le dijo al Herald en el 2006, “pero no tengo influencia sobre eso. El alcalde es la autoridad”.
Ahora el Ayuntamiento está en manos de la oposición, y es como un edificio sitiado. La planta baja está cerrada y la fachada Art Deco está cubierta de grafitosLos intentos de contactar a Juan Barreto para escuchar sus comentarios sobre las alegaciones fueron infructuosos. El ex alcalde no ha comparecido públicamente desde que dejó su cargo y hay un mensaje en su teléfono celular que dice que está “desconectado temporalmente”.
Ahora el Ayuntamiento está en manos de la oposición, y es como un edificio sitiado. La planta baja está cerrada y la fachada Art Deco está cubierta de grafitos de varios colores.
“Somos malos perdedores” es una de las frases muy usadas en los grafitos. En la adyacente Plaza Bolívar se han visto actos de violencia contra activistas de la oposición. Pero la investigación continúa.
El lunes pasado, Richard Blanco, segundo al mando de Ledezma, tuvo una conferencia de prensa en la que acusó a la alcaldía de Barreto de haber usado indebidamente por lo menos $10 millones en fondos públicos para pagar servicios o equipos que nunca se utilizaron.
Blanco no quiso calcular cuántos pistoleros empleaba Barreto, o a qué grupos pertenecían, diciendo que su equipo todavía estaba recopilando evidencia.
Los 4,000 empleados que faltan tienen derecho a un último pago“Presentaremos un informe en los próximos días”, afirmó.
Irónicamente, los 4,000 empleados que faltan tienen derecho a un último pago según los términos de los contratos firmados con la previa administración municipal. Nadie sabe cuántos se presentarán en vísperas de Año Nuevo para recoger sus cheques.
Publicado en El Nuevo Herald
La sorpresiva derrota electoral el mes pasado del candidato chavista para la alcaldía de Caracas, y el cambio subsiguiente del gobierno municipal, han arrojado cierta luz sobre algunas de las turbias actividades que se desarrollaron bajo el alcalde saliente, Juan Barreto.
Por: PHIL GUNSON / Especial para el Herald
Uno de los resultados es que un gran número, hasta ahora indeterminado, de pistoleros a sueldo podrían perder sus empleos.
Se cree que los pistoleros, que pertenecen a organizaciones políticas armadas leales al gobierno izquierdista, están entre los 4,000 empleados municipales que no han ido a trabajar desde que el nuevo alcalde Antonio Ledezma juró su cargo hace dos semanas.
“En total hemos hallado más de 9,000 empleados con contratos de corto plazo”, dice Richard Blanco, un alto funcionario municipal. “Tenemos una investigación para averiguar quiénes son y dónde están”.
Según David Pérez Hansen, el portavoz del nuevo alcalde, muchas de esas 4,000 personas ejercían como guardaespaldas y miembros de escoltas motorizadas para partidarios de Chávez que no tenían conexiones directas con el Ayuntamiento.
“Están incluidos hasta miembros del Parlamento”, dijo Pérez Hansen.
Cuando Barreto se hizo cargo de la jefatura metropolitana en el 2004, puso miembros principales de la organización de guerrilla urbana llamada Tupamaros a cargo de la policíaCuando Barreto se hizo cargo de la jefatura metropolitana en el 2004, puso miembros principales de la organización de guerrilla urbana llamada Tupamaros a cargo de la policía.
Los Tupamaros son sólo uno de un gran número de grupos armados chavistas basados en el barrio popular 23 de enero, justo al oeste del palacio presidencial de Miraflores.
Pistoleros sin uniforme, que su desplazaban en motocicletas de policía sin placas de identificación, empezaron inmediatamente a multiplicarse en las calles de Caracas.
El control de la Policía Metropolitana (PM) ha sido transferido al ministerio del Interior, pero los equipos, incluyendo motocicletas y armas, siguen circulando ilegalmente.
“Faltan más de la mitad de las 310 motocicletas asignadas a la autoridad metropolitana”, dijo el jefe de seguridad entrante de Caracas, Angel Rangel. “Lo peor es que se alega que algunas se han usado en actos de violencia, incluyendo asaltos”.
Durante la alcaldía de Barreto, generalmente se veían motocicletas azules Yamaha, sin placas de registración, estacionadas frente al edificio, y también se veían fornidos sujeto vestidos de civiles, frecuentemente con insignias de policía y pistolasCaracas es una de las ciudades más violentas del mundo, y frecuentemente se ven un par de docenas de asesinatos en un solo fin de semana. Los agentes de la policía, muchos de los cuales se sabe que tienen antecedentes delictivos, están frecuentemente entre los acusados de crímenes.
El lunes pasado, Rangel y su equipo fueron expulsados de sus oficinas por grupos chavistas que alegaron que éstos no tenían derecho a ocuparlas. Gran parte de la información relacionada con los equipos perdidos ya no está a su alcance, y a pesar de las quejas las autoridades nacionales no han intervenido.
Una investigación del Miami Herald, antes del reciente cambio de gobierno, halló que algunos de los chavistas operan con base en el Phelps Building, un bloque de oficinas situado en el downtown de Caracas, cercano al Ayuntamiento.
Durante la alcaldía de Barreto, generalmente se veían motocicletas azules Yamaha, sin placas de registración, estacionadas frente al edificio, y también se veían fornidos sujeto vestidos de civiles, frecuentemente con insignias de policía y pistolas, cerca de la entrada principal.
Un individuo allegado al alcalde Barreto, que pidió que no se le identificara por temor a represalias, dijo que aproximadamente 50 de ellos trabajaban para “una entidad de desarrollo comunitario” establecida en octubre del 2005 y basada en el Phelps Building.
Según él, el papel que jugaban era de mantener el orden político, “labores de inteligencia” y atacar a la oposición.
“Era cuestión de mantenerlos dentro y así no causan demasiados problemas”“Ese fue el grupo que atacó al embajador”, dijo refiriéndose al incidente de abril del 2006, en el que un grupo de motociclistas siguieron el ex embajador estadounidense William Brownfield, (ahora asignado a Colombia), lanzándole verduras a la escolta motorizada de éste.
El grupo estaba compuesto de Tupamaros, según dijo el socio de Barreto. Pero varios otros grupos basados en el 23 de enero también han sido mencionados en informes de prensa, según los cuales éstos les suministraban “agentes activos” al Ayuntamiento en el período de Barreto.
El jefe de uno de los grupos, que también quiso mantener su anonimato, le confirmó esto al Herald, aunque defendiendo a Barreto. Según él era “cuestión de mantenerlos dentro y así no causan demasiados problemas’‘.
Julio López Pacheco, que fue director del Instituto Metropolitano de Entrenamiento de Policía en aquella época, describió a esos grupos como “casi policías”.
“No estoy de acuerdo con eso”, le dijo al Herald en el 2006, “pero no tengo influencia sobre eso. El alcalde es la autoridad”.
Ahora el Ayuntamiento está en manos de la oposición, y es como un edificio sitiado. La planta baja está cerrada y la fachada Art Deco está cubierta de grafitosLos intentos de contactar a Juan Barreto para escuchar sus comentarios sobre las alegaciones fueron infructuosos. El ex alcalde no ha comparecido públicamente desde que dejó su cargo y hay un mensaje en su teléfono celular que dice que está “desconectado temporalmente”.
Ahora el Ayuntamiento está en manos de la oposición, y es como un edificio sitiado. La planta baja está cerrada y la fachada Art Deco está cubierta de grafitos de varios colores.
“Somos malos perdedores” es una de las frases muy usadas en los grafitos. En la adyacente Plaza Bolívar se han visto actos de violencia contra activistas de la oposición. Pero la investigación continúa.
El lunes pasado, Richard Blanco, segundo al mando de Ledezma, tuvo una conferencia de prensa en la que acusó a la alcaldía de Barreto de haber usado indebidamente por lo menos $10 millones en fondos públicos para pagar servicios o equipos que nunca se utilizaron.
Blanco no quiso calcular cuántos pistoleros empleaba Barreto, o a qué grupos pertenecían, diciendo que su equipo todavía estaba recopilando evidencia.
Los 4,000 empleados que faltan tienen derecho a un último pago“Presentaremos un informe en los próximos días”, afirmó.
Irónicamente, los 4,000 empleados que faltan tienen derecho a un último pago según los términos de los contratos firmados con la previa administración municipal. Nadie sabe cuántos se presentarán en vísperas de Año Nuevo para recoger sus cheques.
Publicado en El Nuevo Herald
Etiquetas: Alcaldia Mayor, Antonio Ledezma, Juan Barreto, Los Tumaparos
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