La agresión contra Colombia
La agresión contra Colombia
Marvin Galeas
El Diario de Hoy
6 de Marzo de 2008
San Salvador, El Salvador
En el nuevo contexto político que se vive en América Latina pareciera que el Gobierno de Colombia es el malo de la película. Las noticias internacionales mostraron una y otra vez, a un ofendido presidente Correa, declarando que llegará, en este caso, "hasta las últimas consecuencias". Por otro lado, el que no puede estar ausente en ninguna ensalada, Hugo Chávez, también se mostró ofendido y al igual que Ecuador rompió relaciones diplomáticas con Colombia. En la reunión de ese cada vez más inútil ente, la Organización de Estados Americanos, casi todo giró en torno al ataque que realizó el ejército colombiano, dentro del territorio de Ecuador. Pero la Fuerza Armada de Colombia no incursionó escasos kilómetros dentro de Ecuador con el propósito de atacar objetivos de ese país, sino para atacar una base de la organización terrorista: FARC.
La pregunta que se debe responder es ¿por qué un campamento de una organización terrorista enemiga del Estado colombiano estaba en territorio de Ecuador? Los videos que se han mostrado ponen al descubierto que el campamento era permanente, lo que hace suponer que las FARC cuentan en Ecuador con una retaguardia segura. Esto es, al menos, lo que debe aclarar el presidente Correa. No es admisible darle cobijo a una banda terrorista que ataca a un Estado con el que se tienen relaciones diplomáticas.
El gesto de indignación del presidente ecuatoriano y su apresurada gira por varios países, más parecen una coartada o una cortina de humo para desviar la atención sobre un hecho: la operación que culminó con la muerte del terrorista Raúl Reyes pone en evidencia la complicidad de su gobierno con los terroristas. Es, pues, Correa el que debe dar explicaciones. Por otro lado la pataleta de Chávez, otra más, no es más que la rabia por la muerte de un compinche de la pesadilla bolivariana.
Además Chávez también tiene que explicar la grave acusación del gobierno de Colombia sobre los 300 millones de dólares que ha entregado a los terroristas de las FARC. Y tendría que aclarar también el porqué se involucra de la manera más grosera en los asuntos internos de Ecuador, Perú, Bolivia, Nicaragua y… El Salvador.
Tendría que aclararlo por mera formalidad diplomática, porque el asunto está claro: Caracas es el eje ideológico y financiero de ese engendro que se ha dado en llamar "socialismo del Siglo XXI", entre cuyos afiliados están: Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, las FARC y, de acuerdo a las declaraciones de sus dirigentes, el FMLN.
La agredida es la República de Colombia. Agredida por una banda terrorista, fundada hace más de 30 años como el brazo armado del Partido Comunista y con el tiempo convertida en la narcoguerrilla terrorista más poderosa del mundo. Una organización criminal y despiadada que mantiene secuestrados a más de 700 civiles desde hace varios años. Chávez y Correa simpatizan con una organización que desde hace seis años mantiene amarrada como a un animal a una pobre mujer, esposa y madre de familia. Esa es la verdad.
Las FARC es la degeneración absoluta y total de la lucha armada como método revolucionario, pero es la aliada de Chávez en su delirio bolivariano. El teniente coronel está incendiando el continente. Su desmesura mostrada hasta ahora en bravuconadas salivosas se puede convertir pronto en decisiones que costarían la vida a millares de latinoamericanos.
Colombia está siendo agredida. Este debería ser el punto de partida de la posición de todo país democrático. Cuando Estados Unidos fue atacado en su territorio por Al Qaeda, la respuesta la dio ese país en Afganistán a millares de kilómetros de sus fronteras. Y hubo en el mundo libre aplausos y en el peor de los casos tolerancia y comprensión. Cuando el Estado de Israel es atacado por terroristas, la contundente respuesta se da en el país que los alberga.
Los países democráticos deben expresar de manera valiente su solidaridad con el Gobierno de Colombia y su repudio total a los terroristas y a quienes los apoyan. Por su parte el FMLN y su candidato deben decir claramente su postura ante los terroristas de las FARC, a quienes Sánchez Cerén ha expresado en más de una ocasión "su solidaridad".
Marvin Galeas
El Diario de Hoy
6 de Marzo de 2008
San Salvador, El Salvador
En el nuevo contexto político que se vive en América Latina pareciera que el Gobierno de Colombia es el malo de la película. Las noticias internacionales mostraron una y otra vez, a un ofendido presidente Correa, declarando que llegará, en este caso, "hasta las últimas consecuencias". Por otro lado, el que no puede estar ausente en ninguna ensalada, Hugo Chávez, también se mostró ofendido y al igual que Ecuador rompió relaciones diplomáticas con Colombia. En la reunión de ese cada vez más inútil ente, la Organización de Estados Americanos, casi todo giró en torno al ataque que realizó el ejército colombiano, dentro del territorio de Ecuador. Pero la Fuerza Armada de Colombia no incursionó escasos kilómetros dentro de Ecuador con el propósito de atacar objetivos de ese país, sino para atacar una base de la organización terrorista: FARC.
La pregunta que se debe responder es ¿por qué un campamento de una organización terrorista enemiga del Estado colombiano estaba en territorio de Ecuador? Los videos que se han mostrado ponen al descubierto que el campamento era permanente, lo que hace suponer que las FARC cuentan en Ecuador con una retaguardia segura. Esto es, al menos, lo que debe aclarar el presidente Correa. No es admisible darle cobijo a una banda terrorista que ataca a un Estado con el que se tienen relaciones diplomáticas.
El gesto de indignación del presidente ecuatoriano y su apresurada gira por varios países, más parecen una coartada o una cortina de humo para desviar la atención sobre un hecho: la operación que culminó con la muerte del terrorista Raúl Reyes pone en evidencia la complicidad de su gobierno con los terroristas. Es, pues, Correa el que debe dar explicaciones. Por otro lado la pataleta de Chávez, otra más, no es más que la rabia por la muerte de un compinche de la pesadilla bolivariana.
Además Chávez también tiene que explicar la grave acusación del gobierno de Colombia sobre los 300 millones de dólares que ha entregado a los terroristas de las FARC. Y tendría que aclarar también el porqué se involucra de la manera más grosera en los asuntos internos de Ecuador, Perú, Bolivia, Nicaragua y… El Salvador.
Tendría que aclararlo por mera formalidad diplomática, porque el asunto está claro: Caracas es el eje ideológico y financiero de ese engendro que se ha dado en llamar "socialismo del Siglo XXI", entre cuyos afiliados están: Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, las FARC y, de acuerdo a las declaraciones de sus dirigentes, el FMLN.
La agredida es la República de Colombia. Agredida por una banda terrorista, fundada hace más de 30 años como el brazo armado del Partido Comunista y con el tiempo convertida en la narcoguerrilla terrorista más poderosa del mundo. Una organización criminal y despiadada que mantiene secuestrados a más de 700 civiles desde hace varios años. Chávez y Correa simpatizan con una organización que desde hace seis años mantiene amarrada como a un animal a una pobre mujer, esposa y madre de familia. Esa es la verdad.
Las FARC es la degeneración absoluta y total de la lucha armada como método revolucionario, pero es la aliada de Chávez en su delirio bolivariano. El teniente coronel está incendiando el continente. Su desmesura mostrada hasta ahora en bravuconadas salivosas se puede convertir pronto en decisiones que costarían la vida a millares de latinoamericanos.
Colombia está siendo agredida. Este debería ser el punto de partida de la posición de todo país democrático. Cuando Estados Unidos fue atacado en su territorio por Al Qaeda, la respuesta la dio ese país en Afganistán a millares de kilómetros de sus fronteras. Y hubo en el mundo libre aplausos y en el peor de los casos tolerancia y comprensión. Cuando el Estado de Israel es atacado por terroristas, la contundente respuesta se da en el país que los alberga.
Los países democráticos deben expresar de manera valiente su solidaridad con el Gobierno de Colombia y su repudio total a los terroristas y a quienes los apoyan. Por su parte el FMLN y su candidato deben decir claramente su postura ante los terroristas de las FARC, a quienes Sánchez Cerén ha expresado en más de una ocasión "su solidaridad".
Etiquetas: Colombia, diplomacia, FARC, Guerrilla Colombiana, Terroristas
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