El norte no es el bien común
VenEconomia OpinaVenEconomía Opina 03-07-2007
El norte no es el bien común
La meta del Gobierno de Chávez en estos ocho años ha sido desbaratar el tejido de la propiedad privada, para sustituirlo por un sistema de producción nacional socialista, con marcado tilde comunista. No hay día que pase que a algún venezolano no se le arranque un pedazo de su propiedad, con cualquier excusa, marcándola como bien estratégico, objeto de soberanía nacional, seguridad alimentaria, utilidad pública o bien común.
Ahora parece que le pondrá acelerador a su empeño. En estos días ha estado circulando un papel de trabajo con propuestas para la reforma constitucional que adelanta el Ejecutivo, en el cual se plantea un cambio radical del concepto de propiedad, para estatuir cinco tipos de propiedades: estatal, mixta, colectiva, social y privada. Las primeras cuatro estarían sujetas a la mano del Gobierno. Pero más grave aún, es que la quinta (la propiedad privada) tal como está delineada en este papel de trabajo, es una propiedad limitada, susceptible a ser expropiada o confiscada sin indemnización alguna, cuando esa propiedad particular "afecte el interés colectivo o de terceros".
Independientemente de que estas propuestas terminen o no formando parte de una nueva Constitución revolucionaria de Venezuela, lo cierto es que el Gobierno ha adelantado mucho terreno en su apoderamiento del sector privado del país, especialmente en los sectores agrícolas y pecuarios. Estos sectores, otrora pujantes y desarrollados, han sido cercados por invasiones amparadas directa o indirectamente por las políticas del Gobierno, por expropiaciones y confiscaciones con manto "legal", así como por la ingente inseguridad, que ha cobrado miles de víctimas en asesinatos y secuestros.
A esto se le ha agregado el cerco legal, que afecta por igual a todos los sectores de producción, donde destacan, la Lopcymat, las leyes la borales y la Ley Contra el Acaparamiento, Especulación y Boicot, amén de los controles de precios. Toda esta anti política ha terminado por estrangular la inversión, ha descapitalizado al inversionista y ha mermado la producción nacional.
Por otro lado, el Gobierno aprovechándose del caos que ha generado en el sector, ahora está creando un enjambre de empresas o corporaciones socialistas que pareciera destinado a sustituir lo que va quedando de privado en el sector. La última de ellas, la "empresa estatal con la figura de compañía anónima", denominada Empresa Socialista Ganadera Vuelvan Caras C.A.
Un gobierno que tuviera como objetivo real el fomento de la producción y el bienestar colectivo, incentivaría el desarrollo y la diversificación del sector privado de la economía, para que hubiera una mayor y más sana competencia y no propiciaría un monopolio estatal, como lo hace el Gobierno de Chávez.
Para ponerle la guinda a la torta, el Presidente se la pasa por el mundo, firmando acuerdos que amarran a Venezuela con países "no tan santos", como China, Irán, Belarús, y principalmente con Cuba. Gracias a estos acuerdos se importan equipos agroindustriales, se recibe "apoyo" y asesoría técnica, se trae tecnología obsoleta, además de ganado o semillas carentes de estándares de calidad internacional, sustrayéndole aún más empleo y posibilidades de ingresos a los venezolanos.
El norte no es el bien común
La meta del Gobierno de Chávez en estos ocho años ha sido desbaratar el tejido de la propiedad privada, para sustituirlo por un sistema de producción nacional socialista, con marcado tilde comunista. No hay día que pase que a algún venezolano no se le arranque un pedazo de su propiedad, con cualquier excusa, marcándola como bien estratégico, objeto de soberanía nacional, seguridad alimentaria, utilidad pública o bien común.
Ahora parece que le pondrá acelerador a su empeño. En estos días ha estado circulando un papel de trabajo con propuestas para la reforma constitucional que adelanta el Ejecutivo, en el cual se plantea un cambio radical del concepto de propiedad, para estatuir cinco tipos de propiedades: estatal, mixta, colectiva, social y privada. Las primeras cuatro estarían sujetas a la mano del Gobierno. Pero más grave aún, es que la quinta (la propiedad privada) tal como está delineada en este papel de trabajo, es una propiedad limitada, susceptible a ser expropiada o confiscada sin indemnización alguna, cuando esa propiedad particular "afecte el interés colectivo o de terceros".
Independientemente de que estas propuestas terminen o no formando parte de una nueva Constitución revolucionaria de Venezuela, lo cierto es que el Gobierno ha adelantado mucho terreno en su apoderamiento del sector privado del país, especialmente en los sectores agrícolas y pecuarios. Estos sectores, otrora pujantes y desarrollados, han sido cercados por invasiones amparadas directa o indirectamente por las políticas del Gobierno, por expropiaciones y confiscaciones con manto "legal", así como por la ingente inseguridad, que ha cobrado miles de víctimas en asesinatos y secuestros.
A esto se le ha agregado el cerco legal, que afecta por igual a todos los sectores de producción, donde destacan, la Lopcymat, las leyes la borales y la Ley Contra el Acaparamiento, Especulación y Boicot, amén de los controles de precios. Toda esta anti política ha terminado por estrangular la inversión, ha descapitalizado al inversionista y ha mermado la producción nacional.
Por otro lado, el Gobierno aprovechándose del caos que ha generado en el sector, ahora está creando un enjambre de empresas o corporaciones socialistas que pareciera destinado a sustituir lo que va quedando de privado en el sector. La última de ellas, la "empresa estatal con la figura de compañía anónima", denominada Empresa Socialista Ganadera Vuelvan Caras C.A.
Un gobierno que tuviera como objetivo real el fomento de la producción y el bienestar colectivo, incentivaría el desarrollo y la diversificación del sector privado de la economía, para que hubiera una mayor y más sana competencia y no propiciaría un monopolio estatal, como lo hace el Gobierno de Chávez.
Para ponerle la guinda a la torta, el Presidente se la pasa por el mundo, firmando acuerdos que amarran a Venezuela con países "no tan santos", como China, Irán, Belarús, y principalmente con Cuba. Gracias a estos acuerdos se importan equipos agroindustriales, se recibe "apoyo" y asesoría técnica, se trae tecnología obsoleta, además de ganado o semillas carentes de estándares de calidad internacional, sustrayéndole aún más empleo y posibilidades de ingresos a los venezolanos.
Etiquetas: reforma constitucional
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