sábado, 5 de abril de 2008

Parranda de sinverguenzas

Lo que ha pasado con el caso de Danilo Anderson es otra historia mas de la corrupcion judicial en Venezuela.
vdebate reporter
Gerardo Blyde // Parranda de sinvergüenzas
Fueron capaces de jugar con la vida de personas respetables sólo para conservar sus puestos.
En el país de los cangrejos (denominación del argot policial que señala que un caso se volvió un lío tal sin resolución), nunca como ahora el poder político había actuado de manera tan grotesca para enredarlo todo, impedir que los verdaderos autores sean identificados y enjuiciados, y, culpabilizara otros ciudadanos inocentes implicados ex profeso para cobrarles facturas políticas.
Mientras más hablan los actores de esta tragicomedia cantinflérica en la que desde su inicio fue y sigue siendo la investigaciónpenal del asesinato del fiscal Anderson, más se enredan ellos mismos en sus propias mentiras y contradicciones que ya se hacen insostenibles y que constituyen una burla a cualquier venezolano de bien que trate de comprender qué fue lo que realmente sucedió en ese caso.
Ni Mezerhane ni Patricia Poleo ni el general Áñez ni el cardenal Castillo Lara tuvieron nada que ver con la autoría material o intelectual de ese asesinato. Eso estaba muy claro para muchos desde el principio.
Por conocera tres de ellos sabíamos que el montaje había sido tramado para cobrarles sus posiciones ante acciones del gobierno y nada más. Unos detenidos y luego liberados sin habérseles al menos ofrecido excusas públicas. El Cardenal murió el año pasado también sin que nadie de los que lo señalaron hubieran realizado nunca algún acto de contricción luego de la difamación a la que fuera sometido.
Patricia exiliada, viviendo lejos de los suyos y de su tierra, aún con procedimientos y órdenes de detención pendientes.La única prueba supuesta, el único "elemento de convicción", lo constituyó un testigo cuya credibilidad comenzó con una mirada profunda a sus ojos, de manera directa, para saber si su dicho era o no cierto, y, sin más, sin comprobar movimientos migratorios de los supuestos autores en la fecha señalada por el testigo, sin darles a ellos el chance de alegar o probar encontrario a esa declaración, de esgrimir y comprobar sus coartadas para la fecha y hora en que a decir del testigo se había producido la reunión preparatoria del asesinato, se les ordena su detención.
La investigación periodística realizada en este caso fue develando que el testigo de credibilidad indudable, no era nada de lo que decía ser. Ni era médico psiquiatra ni era respetado por ello en su país de origen.
Luego, como si se tratase de un juego de probabilidades estadísticas, los venezolanos tuvimos que escuchar al Fiscal decir que creía en el testigo ya no en un 100%, sino en un 80%. Semanas más tarde ya sólo le creía en un 60%. ¡Qué riñones!Como bien dice la conseja popular: a rey muerto, rey puesto (o más bien reina puesta refiriéndonos a la nueva Fiscal).
No han tardado mucho en producirse las declaraciones y manifestaciones de quienes estuvieron involucrados en el montaje, en la supuesta adulteración de las actas procesales. Ahora sufrimos la impotencia de ver a ex fiscales que hoy denuncian esos hechos en los que participaron y mantuvieron completo silencio.
No crean que por denunciarlos hoy, dejarán de ser cómplices en la realización de los delitos que denuncian. Parranda de sinvergüenzas que se atrevieron a jugar con el poder de la ley y los cargos que ocuparon para decidir sobre la libertad, la detención y la reputación de seres humanos inocentes, sabiéndolos inocentes.
No tuvieron antes ningún recato ni remordimiento de conciencia en culpar públicamente a quienes nada tenían que ver con semejante asesinato.
¿Por qué en su momento se prestaron a cumplir órdenes ilegales?.
No vale la supuesta obediencia debida. Fueron capaces de jugar con la vida de personas respetables sólo para conservar sus puestos, o quizá, peor aún, a cambio de algo.
La semana pasada escribimos sobre Edgar Mata, taxista decente secuestrado y asesinado por el hampa. Le pedíamos a la nueva Fiscal General que rehiciera la institución, que se concentrara en acabar con la impunidad y que la convirtiera en la primera pieza de la transformación que requiere nuestra patria en el combate al crimen.
Hoy le decimos que además tome la escoba y barra esa institución desde la azotea hasta el sótano; que identifique a quienes han hecho de sus cargos una forma de enriquecerse y de manipular a los ciudadanos. Que expulse y juzgue a quienes allí se prestan para montajese investigaciones amañadas. Que en su lugar contrate a profesionales capaces y con alto sentido del honor y la responsabilidad social que debe tener laFiscalía para juzgar a los verdaderamente delincuentes.
Dra. Luisa Ortega Díaz, tiene en sus manos el futuro. Está comenzando sugestión. Nadie puede renunciarla del cargo, está allí para todo el períodoconstitucional. Pase a la historia como la persona que le brindó a los venezolanos la garantía de que los crimines no quedarán impunes.
gblyde@cantv.net

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