QEPD: referendos revocatorios
Aquí Opinan
Viernes 22 de Junio de 2007 | Tal Cual/17
Carlos Vecchio
carlosvecchio@hotmail.com
Pasó lo que tenía que pasar: El fracaso durante la jornada de recolección de
firmas para convocar referendos a algunos mandatarios regionales y locales.
Respuestas simplistas y vacías, como las ofrecidas por José Vicente Rangel,
quien indicara que era un reflejo de la falta de oposición (a pesar de que
aproximadamente el 70% de las solicitudes fueron presentadas por la base
oficialista), o las ofrecidas por la rectora Lucena, alegando la falta de
promoción de los promotores (ojalá se hubiese contado con la promoción que tuvo
la recolección de firmas del PSUV), podríamos dar para buscarle una
justificación.
Pero, algo ha debido pasar para que casi nadie participara. Alguna respuesta
mucho más profunda debe haber para que nadie, ni partidos, ni electores, se
hayan interesado en impulsarlos, sobre todo por tratarse de la figura estelar de
la democracia participativa.
A continuación expondremos algunas razones para el fracaso, indicando los
responsables de la muerte de los referendos revocatorios.
En primer lugar, la Asamblea Nacional, que transcurridos casi 7 años de aprobada
la Constitución, aún los diputados no han aprobado una ley sobre referendos, a
lo cual están obligados por la Constitución. Esto demuestra lo poco que les
importa la democracia participativa y protagónica. Si algo novedoso trajo la
Constitución de 1999 fue precisamente la figura de los referendos, en
particular, el referendo revocatorio como la expresión más genuina y cualitativa
de la democracia participativa.
Pero ni siquiera eso ha sido suficiente para que nuestros diputados se dignen a
dictar una ley sobre referendos.
En segundo lugar, el gobierno nacional por auspiciar la discriminación contra
las personas que suscribieron la solicitud para convocar el referendo
revocatorio contra el Presidente de la República, ha dejado una huella
imborrable en nuestra sociedad, lo cual genera temor en la población en
participar voluntariamente en estos procesos.
Por último, el CNE, por las trabas y obstáculos establecidos en la regulación
inicial impuestas en materia de revocatorios para proteger al Presidente de la
República, las cuales han servido de modelo para los revocatorios regionales y
locales, haciéndolos inviables y poco atractivos para los electores.
Entre esas limitaciones podemos destacar: i) Sólo se puede recoger firmas una
vez cumplida la mitad del período del mandatario. Esa limitación no está en la
Constitución, lo cual tiene un efecto perverso en el caso de los gobernadores y
alcaldes ya que su período es sólo de 4 años. ii) El secuestro de todo el
proceso por parte del CNE, limitando la participación de la gente; iii) No
participación en las solicitudes por parte de ONG; iv) Limitaciones en el número
de días (3) y lugares (sólo los designados por el CNE) para la recolección de
firmas.
Hasta ahora los referendos revocatorios han sido manipulados, representando una
burla para el pueblo –oficialista y de oposición– que cree en una democracia
participativa. Paz a sus restos... Pero hay que resucitarlos.
Viernes 22 de Junio de 2007 | Tal Cual/17
Carlos Vecchio
carlosvecchio@hotmail.com
Pasó lo que tenía que pasar: El fracaso durante la jornada de recolección de
firmas para convocar referendos a algunos mandatarios regionales y locales.
Respuestas simplistas y vacías, como las ofrecidas por José Vicente Rangel,
quien indicara que era un reflejo de la falta de oposición (a pesar de que
aproximadamente el 70% de las solicitudes fueron presentadas por la base
oficialista), o las ofrecidas por la rectora Lucena, alegando la falta de
promoción de los promotores (ojalá se hubiese contado con la promoción que tuvo
la recolección de firmas del PSUV), podríamos dar para buscarle una
justificación.
Pero, algo ha debido pasar para que casi nadie participara. Alguna respuesta
mucho más profunda debe haber para que nadie, ni partidos, ni electores, se
hayan interesado en impulsarlos, sobre todo por tratarse de la figura estelar de
la democracia participativa.
A continuación expondremos algunas razones para el fracaso, indicando los
responsables de la muerte de los referendos revocatorios.
En primer lugar, la Asamblea Nacional, que transcurridos casi 7 años de aprobada
la Constitución, aún los diputados no han aprobado una ley sobre referendos, a
lo cual están obligados por la Constitución. Esto demuestra lo poco que les
importa la democracia participativa y protagónica. Si algo novedoso trajo la
Constitución de 1999 fue precisamente la figura de los referendos, en
particular, el referendo revocatorio como la expresión más genuina y cualitativa
de la democracia participativa.
Pero ni siquiera eso ha sido suficiente para que nuestros diputados se dignen a
dictar una ley sobre referendos.
En segundo lugar, el gobierno nacional por auspiciar la discriminación contra
las personas que suscribieron la solicitud para convocar el referendo
revocatorio contra el Presidente de la República, ha dejado una huella
imborrable en nuestra sociedad, lo cual genera temor en la población en
participar voluntariamente en estos procesos.
Por último, el CNE, por las trabas y obstáculos establecidos en la regulación
inicial impuestas en materia de revocatorios para proteger al Presidente de la
República, las cuales han servido de modelo para los revocatorios regionales y
locales, haciéndolos inviables y poco atractivos para los electores.
Entre esas limitaciones podemos destacar: i) Sólo se puede recoger firmas una
vez cumplida la mitad del período del mandatario. Esa limitación no está en la
Constitución, lo cual tiene un efecto perverso en el caso de los gobernadores y
alcaldes ya que su período es sólo de 4 años. ii) El secuestro de todo el
proceso por parte del CNE, limitando la participación de la gente; iii) No
participación en las solicitudes por parte de ONG; iv) Limitaciones en el número
de días (3) y lugares (sólo los designados por el CNE) para la recolección de
firmas.
Hasta ahora los referendos revocatorios han sido manipulados, representando una
burla para el pueblo –oficialista y de oposición– que cree en una democracia
participativa. Paz a sus restos... Pero hay que resucitarlos.
Etiquetas: elecciones, revocatorio
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